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Además de sus padres, que siempre estuvieron junto a él durante la lucha, Álex Lequio tenía dos compañeros fieles e inseparables a los que trataba con el mayor de los mimos. Hablamos de sus dos mascotas, sus perros Luna y Boby Pochum, que eran una muestra más del carácter cariñoso del hijo de Ana Obregón, que ha fallecido este miércoles a los 27 años a causa del cáncer contra el que llevaba luchando dos años. La mayor de estos dos animales cumplía en diciembre los 16 años de vida y por tanto había acompañado a su dueño durante casi dos décadas. "Lunita será la catedrática jubilada que entregue las orlas de la graduación perruna", bromeaba su dueño el pasado mes de enero con una bonita selfie de ambos.
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A Boby le adoptaron más recientemente Álex y su chica, aunque no por eso tenía menos atención en redes sociales. De hecho, como buena Generación Z tenía su propia cuenta de Instagram, donde sus dueños iban actualizando sus momentos más simpáticos. "¡Os presento al nuevo miembro de la familia! Se llama Boby Puchum y es el mestizo-travieso-peludo más bonito del mundo", escribía el empresario el 12 de agosto, demostrando que estaba lleno de fuerza y energía y que de ninguna manera pretendía darse por vencido en su batalla contra el cáncer.
- Las hermanas de Ana Obregón se trasladaron a Barcelona para acompañarla en los últimos días de Álex
Al pequeño Boby le gusta dormir encima de sus papis y en septiembre, antes de que Álex sufriera su recaída, le vimos en una preciosa imagen de lo más familiar en la que el perrito aparecía recostado sobre su dueño, que estaba tirado en el sofá con una sonrisa.
Desgraciadamente, la última publicación que se hizo en la cuenta del perrito Boby fue a finales de enero, ya que Álex fue ingresado en febrero en el hospital Ruber de Madrid. Tras esto fue trasladado a Barcelona, donde recibía tratamiento desde hacía algunos meses y donde estaba acompañado por sus padres, Ana y Alessandro, y también por su novia.
En septiembre, el hijo de Ana Obregón desvelaba a ¡HOLA! manteniendo el ánimo que la lucha continuaba y que aún no sabía si tendría que volver o no a Estados Unidos, que parece que no ha sido el caso. Entonces posaba con su perrita Lola en unas preciosas imágenes que acompañaban a su reportaje, en el que se mostraba positivo y lleno de energía. En 2018 estuvo seis meses en un hospital de Nueva Jersey recibiendo un tratamiento que continuó más tarde en Madrid. Durante este tiempo Ana no se separó de él: "Lo puedo decir más alto, pero no más claro: te admiro", escribía la actriz.