Supervivientes 2020 se ha enfrentado a una monumental tormenta que ha paralizado y cambiado los planes de los concursantes. Lluvia, viento, oleaje... Los Cayos Cochinos abandonaban su aspecto paradisíaco para dejar lado un triste paisaje desolador que ha provocado multitud de bajones anímicos entre sus habitantes. Una de las más afectadas ha sido Ana María Aldón, ya que la tormenta se ha opuesto a su afición preferida para pasar las horas muertas en la isla, la pesca. Hugo Sierra ha sido el primer valiente que se ha echado al agua, aunque sin alejarse mucho de la orilla. La mujer de José Ortega Cano se disponía a ponerse el traje de bucear cuando Jorge, preocupado, la instaba a que no se metiera: "Tal y como está el día no hay necesidad". Hay que recordar que Ana María no tiene excesivos conocimientos de nadar, lo cual hace aún más meritorio los más de 120 peces que ha logrado en estos dos meses y medio. Competitiva y valiente, la mujer ha entrado en el agua mientras que sus compañeros no daban crédito.
"¡No te metas a ver si te va a pasar algo! ¡Mira cómo está el mar!", insistía Barranco, uno de sus máximos aliados dentro del concurso. Bravo, peligroso e imponente lucía el agua que apenas horas atrás resultaba idílica. Ana María ha aprovechado su primer intento para intentar conseguir caracolas, aunque ha regresado cuando Hugo Sierra volvía a la orilla. La propia organización le ha dado un toque por el riesgo que supondría que nadara en ese momento. "No se puede, no se puede", gritaba el uruguayo. Pero la máxima pescadora de la edición parecía no entrar en razón: "¿Y qué voy a hacer esta mañana? ¿Irme a dormir?". Jorge se ha puesto el neopreno para acompañarla.
Los robinsones en shock tras soportar una fuerte tormenta de arena : 'Ha sido horroroso'
Los dos han permanecido apenas unos minutos en el mar, dándose cuenta de que la fuerza de las olas y de la corriente era muy peligrosa. "Lo hemos intentado, ya está", decía el joven, tratando de animar a su compañera pese a que este tampoco tuviera un día muy animado. "El mar me engullía", explicaba Ana María Aldón, muy afectada por la situación y por el peligro que había pasado.
"No concibo una mañana sin ir a pescar, hoy ha sido totalmente imposible. El mar me arrastraba, no podía. Hoy es un día negro", insistía la concursante, que de la tristeza se ha echado a dormir en el refugio, sin ganas de nada. Ahí ha permanecido durante un rato largo, hasta que Elena Rodríguez la ha convencido de dar un paseo. El fuerte viento de la tormenta, para su suerte, había provocado que un coco cayera al suelo, alegrando el día a Ana María. "He dado un paseo con Elena y me he encontrado a un coco, lo he recibido con los brazos abiertos. Como si hubiera visto un cofre con monedas de oro", decía, poco después de fundirse en un abrazo entre lágrimas con su compañera: "Es tremendo lo que se vive aquí".