Lo prometido es deuda y Ana Rosa Quintana por fin ha endulzado la mañana a sus compañeros de plató con sus famosas torrijas. "He cumplido mi promesa de las torrijas", ha dicho orgullosa mirando al inspector de policía José María Benito. "Él me trajo el pan que yo no encontraba en ningún sitio. Me lo trajo de Valladolid... ¡Maravilloso el pan, espectacular! El año que viene quiero el mismo pan", ha añadido mientras sus compañeros aseguraban que las torrijas de la presentadora estaban "buenísimas". La periodista ha reconocido que el dulce ha llegado "fuera de temporada", ya que la Semana Santa fue a mediados de abril, pero tenía excusa. "Es cuando ha llegado el pan", ha exclamado. Además, "en esta época todo cambia", ha manifestado entre risas, haciendo referencia a la "nueva normalidad" que estamos viviendo.
Ana Rosa estaba sometida a una gran presión desde el día uno del confinamiento. Incluso cuando estuvo de reposo en casa por una faringitis, sus compañeros le dijeron que aprovechara el tiempo libre para hacer torrijas. Sin embargo, han tenido que esperar hasta la fase cero de la desescalada para probarlas. Parece ser que la presentadora se ha dedicado este fin de semana a cocinar y sorprender así al equipo de su programa. Según ha confesado, no ha salido a pasear estos días de atrás y tampoco tiene intención de hacer deporte a partir de ahora.
No es la primera vez que las dotes culinarias de Ana Rosa adquieren protagonismo. En abril de 2019, la presentadora regaló sus famosos torrijas a la periodista Esther Palomera, que se las llevaba pidiendo durante varios días. "Se me saltan las lágrimas", comentó en tono de broma la colaboradora. "Las hice ayer mientras veía el debate electoral, así que no sé como estarán", le advirtió la comunicadora.
Ana Rosa Quintana, que el 10 de marzo ya tomó la decisión de presentar el programa sin público para evitar contagios, ha habó recientemente sobre cómo estaba llevando el confinamiento en su casa de Madrid con su marido, Juan Muñoz, y sus dos hijos pequeños, los gemelos, Juan y Jaime, de 15 años. "Los adolescentes están dando un ejemplo de responsabilidad impresionante. Están asumiendo que lo está ocurriendo es una cosa muy seria y yo creo que su forma de ayudar es ser responsables, hacer sus clases, jugar con los videojuegos y tener paz en la casa, que también hace falta un poquito de armonía", comentó.