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Hugo Sierra no está pasando sus mejores momentos en Honduras. Con el paso de las semanas, las condiciones extremas del reality están haciendo mella en el ganador de GH Revolution, tanto física como mentalmente. Hace apenas unos días, el superviviente comentó a Elena Rodríguez, que estaba preocupada por el estado del que fuera su yerno, que echaba mucho de menos a su bebé y que le asustaba "no acordarse de su cara". En la última gala de Supervivientes 2020, el uruguayo se ha vuelto a emocionar al ver una foto del pequeño y ha manifestado su deseo de mantener la mejor relación posible con su expareja, Adara Molinero, por el bien del hijo que tienen en común.
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"Espero que sea una vuelta buena y que las cosas empiecen a mejorar. Mi vuelta a España me tiene nervioso, no te lo puedo negar", revelaba el superviviente, visiblemente emocionado, a Jorge Javier Vázquez. "Estoy nervioso por todas las cosas que estaban mal y lo que necesito es tranquilidad. Sé que en el fondo Adara es muy buena gente y que haremos lo posible para que no nos dañemos más. Ya que no pudo funcionar, que cada uno tome su camino con eso maravilloso que tenemos juntos", continuaba el concursante con los ojos vidriosos y la voz entrecortada. Elena Rodríguez no ha podido evitar emocionarse al escuchar hablar a Hugo.
Hugo Sierra se ha derrumbado cuando Jorge Javier le ha recordado que, anteriormente, no era capaz de acordarse de la cara de su hijo. "Era horrible. No recordarlo era horrible. Hacía tres semanas que estaba mal, muy mal. Estaba todo el día con eso en la cabeza. Ahora estoy más tranquilo, evidentemente. Ahora lo tengo todo el día en la cabeza, gracias a vosotros y a su mamá, que envió el regalo", decía Hugo entre lágrimas, agradeciendo a Adara el gesto que tuvo hace apenas unos días.
En la última entrega de Supervivientes: Tierra de nadie, el uruguayo recibió una foto de su hijo con la ganadora de GH VIP 7 y no pudo contener las lágrimas al ver lo grande que está. Además, el concursante quiso compartir este bonito momento con Elena, quien también rompía a llorar al ver la cara de su nieto, mucho más mayor que cuando empezaron la aventura en Honduras.