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Rocío Flores está decidida, durante su participación en Supervivientes, no solo a superar las pruebas y a llegar lo más lejos posible en el concurso, sino también a afrontar algunos de sus miedos. Como el que siente hacia los tiburones. Hace solo unos días, intentó adentrarse en el mar dispuesta a pescar, pero vislumbró una aleta sospechosa que le hizo retroceder. "Íbamos a ir Elena y yo a pescar, pero me he encontrado un tiburón en el agua y por poco me da un infarto". Este jueves, ese temor continuaba, y eso que su nueva aliada, Ana María Aldón, ha intentado por todos los medios que la hija de la nieta de Rocío Jurado lo superara.
© TelecincoLa mujer de José Ortega Cano -viudo, a su vez, de La Más Grande-, ni corta ni perezosa, se ha ofrecido como profesora particular de Rocío Flores y ha tratado de enseñarle a pescar. La clase no ha tenido, sin embargo, los resultados esperados. Nada más entrar en el agua, la hija de Antonio David Flores le preguntaba si creía que había tiburones dentro. "Que estoy tragando agua por tu culpa, que no me hagas reír. ¡Ay! Al final me ahogo", era la respuesta de Ana María Aldón.
Aunque gran parte del concurso la han afrontado bastante distanciadas -y distantes, lo que ha sido motivo de debate en los platós-, en los últimos días Rocío Flores y la diseñadora están más unidas que nunca. Esta última se ha mostrado muy feliz de poder convivir con la nieta de su marido. Ambas se han reencontrado y son más familia que nunca. En este sentido, están dispuestas a olvidar los acontecimientos del pasado y centrarse en disfrutar del programa y de lo que les quede de estancia en Honduras.
© TelecincoSu buena sintonía ha llegado a tal punto que a Ana María Aldón no se le han caído los anilos cuando ha tenido que salir en defensa de Rocío Flores. Esta semana, sin ir más lejos, por primera vez, la mujer de Ortega Cano se enfrentó a José Antonio Avilés, después de que este discutiera con vehemencia con la hija de Antonio David Flores. La diseñadora no aguantó más y decidía dar la cara por su amiga y posicionarse a su lado. Por si quedaba alguna duda, le espetaba a Avilés que era una "mala persona".
