Ana María Aldón está pasando por numerosos estados anímicos dentro de Supervivientes 2020. Y así ocurrió en la última prueba de recompensa, cuando la adrenalina y la ilusión de haber ganado el reto se tornaron en decepción y rabia, al conocer que, debido a un fallo de Rocío Flores, su equipo se quedaba sin catar el premio. Los mortales hicieron el mejor tiempo en el desafío -en el que tenían que llevar a la meta una bola recorriendo un enorme laberinto, mostrando destreza y trabajo en equipo-, sin embargo, fueron los siervos quienes disfrutaron de unas natillas XXL con bizcocho. La organización penalizó al grupo ganador porque la hija de Antonio David incumplió una de las normas del juego al tocar la bola con la mano.
La decepción cayó como un jarro de agua fría sobre los mortales y la diseñadora se mostró completamente abatida y contrariada. Momento que Yiya utilizó para cargar sutilmente contra la que es su gran enemiga en el reality y responsable de lo ocurrido: "La culpa es de quien es, no de quien ha comido". "No tengo ganas de hablar", respondía. La mujer de José Ortega Cano comenzaba entonces a llorar y Yiya quiso saber qué le ocurría. "Te he dicho que estoy mal, que estoy triste por lo que sea y que no quiero hablar", volvía a repetirle. "Vaya por Dios, a ver si ahora te dan una sorpresita y te animas", continuaba su compañera."No quiero sorpresas", respondía tajante Ana María, que optaba por abandonar el lugar. El hecho de haber tenido el premio al alcance de la mano, saberse ganadora junto al equipo, y finalmente perder la recompensa, le pasaron factura.
Tras pasar un mal rato analizando lo ocurrido, el programa le dio la oportunidad de recibir un mensaje desde España. La vídeollamada de José Ortega Cano fue una inyección de energía positiva que le cambió el semblante. Las palabras de cariño y de aliento del diestro sacaron lo mejor de su mujer, que no dudó en expresarle sus deseos de casarse de nuevo y de ampliar la familia. Dos minutos de conversación que no fueron suficientes para ella, pues sintió que le quedaban muchas cosas por decir.
Por eso no dejó pasar la ocasión de dirigirse de nuevo a su pareja, aún después de colgar. Mirando a cámara, y sin dejar de llorar, abrió su corazón: "Te quiero con locura. Te tengo admiración eterna. Eres el hombre más grande que he conocido en mi vida", expresaba muy emocionada. "Gracias por todo lo que me has dado, sobre todo por ese niño y por la familia que tenemos. Con tus hijos, los míos, que son nuestros hijos".