La vida de Iker Casillas dio un giro de 180 grados el pasado 1 de mayo. Aquel día, el deportista sintió un fuerte golpe en el pecho que le dejó tirado sobre el césped y apenas podía respirar. Inmediatamante fue trasladado al Hospital CUF de Oporto, aquejado de un ataque al corazón. El portero tenía obstruida la arteria coronaria derecha y fue intervenido de urgencia para practicarle un cateterismo cardíaco y colocarle un stent. Tras recibir el alta hospitalaria, el guardameta, visiblemente emocionado, declaró: "Es difícil hablar, pero tengo que estar agradecido porque he tenido mucha suerte". En ese momento, Casillas aseguró que su futuro profesional era incierto, pero que lo importante era "estar aquí".
Desde entonces, el de Móstoles no ha podido dedicarse a su gran pasión, el fútbol, y cree que "volver a jugar va ser difícil", según ha confesado en una charla virtual con su excompañero en el Real Madrid Michel, actual entrenador de Pumas de México. "Hace un mes hice una prueba de esfuerzo y fue bien. Tenía una cita con el médico en abril, pero no ha podido ser por esto. "Quiero presentarme a la presidencia de la Federación, pero lo importante es acabar con la pandemia", ha añadido.
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Casillas también ha hablado de su situación a los medios oficiales del Oporto. “Después del ataque al corazón, estuve triste durante aproximadamente un mes, tenía miedo de caminar, dormir y hacer algún esfuerzo físico. Era imposible. Ahora no estoy preocupado, me siento bien. Pero también tengo mucha medicación que me hacen sentir bien. Creo que sólo los médicos pueden decir lo que puedo o no puedo hacer", ha revelado.
El portero ha reconocido que tras el susto su pirámide de valores cambió por completo. "Empecé a valorar más los momentos. A veces, nosotros, los jugadores, no valoramos lo que tenemos y no creemos que podamos hacer felices a mucha gente y eso ha cambiado un poco”, ha dicho a la vez que aclaraba que su vuelta al césped no dependía de él sino de los médicos. “Hay que ser realista: lo más importante es mi salud”.
El jugador se encuentra confinado en su casa de Oporto con Sara Carbonero y sus dos hijos a la espera de saber cómo se resuelve su futuro deportivo. Lo que sí parece tener claro Casillas es que no quiere que Martín y Lucas sigan sus pasos. "No, que estudien, que sean lo que quieran. Me da miedo que tengan ese fracaso y tienes que estar muy fuerte", ha asegurado.
Iker Casillas da las gracias tras volver a casa el pasado mayo después de sufrir un infarto