Ha tenido que pasar más de un mes desde que comenzó Supervivientes 2020 para que Rocío Flores consiga uno de sus objetivos, pescar. La concursante se ha estrenado por fin en este arte y ha logrado hacerse con su primer pez, cumpliendo así la promesa que hizo tras recibir la llamada de su padre la semana pasada. Antonio David Flores no pudo hablar directamente con ella sino que lo hizo con Barranco, quien se encargó de transmitirle todas las directrices que el exguardia civil consideraba oportunas para el desarrollo de su concurso, entre las que incluía un reto que sus hermanos, Lola y David, le habrían lanzado: pescar un pez y dedicárselo. Y así ha sucedido. Acompañada de José Antonio Avilés, los dos se adentraron en el mar dispuestos a hacerse con alimento para el grupo. Pero hasta que llegó el momento más esperado de la jornada, fueron varios los intentos fallidos que dieron pie a dos divertidas anécdotas. La primera tuvo lugar cuando a los pocos minutos de haber empezado la faena, parecía que una presa había picado. La emoción de Rocío era visible mientras recogía el sedal ansiosa por ver su captura, pero el botín no era más que una piedra, una situación que le arrancó una sonora carcajada, a pesar la decepción.
Aún así, la superviviente mostró su carácter y no cesó en su empeño, por lo que volvió a echar la caña. Transcurrido un buen rato, todo apuntaba a que un nuevo trofeo había comido la carnada, o al menos era lo que esperaba, pero de nuevo su intento quedó en un error. Un alga colgaba del anzuelo ante su mirada de sorpresa, sin poder evitar volver a echarse a reír. "Lo que no me pase a mí...", decía incrédula ante lo que estaba ocurriendo. Aún así, se dio una tercera oportunidad. La concursante soltaba el hilo y al poco sus gritos no dejaban lugar a dudas: "¡He pescado!", exclamaba mientras Elena y Jorge observaban la escena desde la playa y la felicitaban. "Ay que me muero, ¡que he pescado!", continuaba eufórica.
"Este pescado se lo dedico a Lola y a David", decía acordándose de sus hermanos. Emocionada, Rocío Flores observaba su ejemplar: "No es muy grande". "Es una sardinilla, pero es pescado. Una sardinita buena", le respondía Avilés feliz por la hazaña de su amiga. La pesca ha sido una de las actividades que se le ha estado resistiendo a la concursante, aunque no ha cesado en su empeño por lograrlo, sobre todo desde que escuchó la petición de sus hermanos, dos de las personas a las que más quiere, como ella misma ha explicado en varias ocasiones a lo largo del reality.
Exultante, Rocío analizaba su nuevo 'status' de pescadora lanzando una advertencia: "Es mi primer pez, pero no el último. Voy a seguir intentándolo. Quiero pescar más de aquí a que me vaya". Esta proeza no ha hecho más que insuflarle energía y positivismo después de una semana difícil en la que ha acusado la ausencia de tres días de su amigo Barranco (evacuado de urgencia por un cólico nefrítico), y ha tenido un nuevo enfrentamiento con Yiya, que la hizo abandonar la Palapa con un ataque de ansiedad.