El espíritu de superación de Iker Casillas ha quedado más que demostrado después de haber superado un infarto de miocardio el año pasado. Ahora, consciente de que pertenece a un grupo de riesgo, se enfrenta a la crisis del coronavirus con actitud positiva y ¡una sonrisa! A pesar de las preocupaciones, tanto el guardameta como su mujer, Sara Carbonero, tratan de sobrellevar estos días disfrutando de algunos pequeños placeres, como la lectura, y de sus hijos, Martín y Lucas. Es habitual que la periodista comparta con sus seguidores sus reflexiones en este y en otros momentos, pero Iker se prodiga menos a la hora de sincerarse públicamente. Por eso, su llamada al optimismo ha desatado el aplauso de sus fans.
"¡¡Vuelvo a sonreír!! ¡¡Pensamiento positivo!! ¡¡Seremos felices pronto!! ¡¡Os mando mil abrazos y os doy las buenas noches a todos", escribía el excapitán de la selección española junto a un primer plano en el que, efectivamente, luce una sonrisa de oreja a oreja. En los últimos días, había expresado su preocupación tras detectarse algunos casos de contagio por COVID-19 en su pueblo, Navalacruz (Ávila), al que se encuentra muy apegado. Tras lo cual había envíado un mensaje de ánimo a sus habitantes y compartido sus mejores recuerdos en la localidad en forma de nostálgicas fotografías. En cualquier caso, parece que Iker ha decidido responder a la intranquilidad con una sonrisa.
No obstante, la foto que ha eligido para ilustrar su estado de ánimo no es actual, ya que lo primero que ha hecho el mostoleño tras dar el pistoletazo de salida al confinamiento ha sido un cambio de look radical. Ha dicho adiós a su pelo frondoso y ahora luce una cabellera rapada muy favorecedora, a la vez que práctica para estos días en los que las peluquerías están cerradas. Ya cuando compartió su nueva imagen hizo gala de la misma actitud optimista con el siguiente mensaje: "Vendrán noticias positivas. Juntos #felizfindesemanapeseatodo".
Además de esta inyección de positivismo, el deportista también ha mostrado parte de su rutina en estos días en los que se imponen los planes caseros, como la lectura. "No hay mucha vida callejera. Toca casita", escribía junto a una fotografía de una estantería llena de libros. Sara Carbonero también comparte el buen ánimo de su marido y el gusto por las pequeñas cosas, como leer una buena novela, disfrutar de una sesión de cine o series, o merendar un bizcocho casero con sus pequeños.