Este lunes, el empresario y bodeguero Alfonso Cortina fallecía a los 76 años, a causa del COVID-19. El que fuera presidente de Repsol, que tuvo que ingresar en el hospital Virgen de la Salud de Toledo, se encontraba con su mujer, Myriam Lapique, en su finca de Ciudad Real. Era una pareja muy unida que se apoyaba tanto en los buenos como en los malos momentos -como cuando el empresario recibió una carta bomba en el año 1995-. En estas últimas semanas, al igual que en los más de 40 años que ha durado su matrimonio, Myriam Lapique se ha convertido sin duda en el mejor apoyo de su marido hasta el último día.
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Myriam siempre ha permanecido en un discreto segundo plano. Hija de Manuel Lapique Quiñones y Caritina Fernández de Liencres y Liniers, tiene tres hermanos (Manuel, Pedro y Cari), siendo la más conocida Cari Lapique, con la que la esposa de Alfonso Cortina a menudo ha formado un tándem perfecto. Era habitual encontrarlas en multitud de actos y eventos, al igual que sucedía con el matrimonio Cortina Lapique, que solía dejarse ver en público con frecuencia. No en vano estaban rodeados por un importante círculo social. Alfonso Cortina era nieto de alcalde e hijo de ministro. Su hermano, Alberto, estuvo casado primero con Alicia Koplowitz, posteriormente con Marta Chávarri y en la actualidad con Elena Cué. El matrimonio, que contaba entre sus amigos con Isabel Preysler, el recordado marqués de Griñón, Fernando Fernández Tapias y Nuria González, brilló en la boda de los entonces príncipes de Asturias, en 2004. Una de las últimas ocasiones en las que les pudimos ver fue en el funeral de la infanta Pilar, fallecida el 8 de enero.
La pareja decidió darse el 'sí, quiero' en octubre del año 1979 y lo hizo en la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, en Marbella, ante la presencia de ilustres invitados como Alfonso de Borbón y Carmen Franco -que ejercieron, por cierto, de testigos-. Hace solo unos meses, por tanto, habían celebrado sus bodas de rubí. Myriam Lapique no había dudado en seguir a su marido y compartir con él algunas de sus pasiones y algunos de sus sueños, como el de crear su propio vino, Pago de Vallegarcía, que acabaría siendo Denominación de Origen. Lo desarrollaba en en su finca de 1.500 hectáreas de Retuerta del Bullaque, donde se habían retirado y pasaban largas temporadas. Donde eran felices.
Alfonso y Myriam tuvieron dos hijos, Felipe, de 37 años, y Carlos, de 35. Los dos decidieron estudiar Business Administration en Cunef y seguir así los pasos empresariales de su padre. El mayor, de hecho, terminó de formarse en Estados Unidos y fue allí donde lanzó una marca de calcetines. Posteriormente ayudó a internacionalizar el vino. En cuanto al pequeño, reside en Londres, donde trabaja como socio de un fondo. Myriam, tía de Caritina y de Carla Goyanes, siempre ha sido una madre orgullosa, una esposa que adoraba a su marido y una de las mujeres más elegantes de cuantos eventos protagonizara.