Meses después de que Raquel del Rosario compartiera con sus seguidores el diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista de su hijo Leo, vuelve a sincerarse sobre este tema, y con un motivo de peso: hoy se celebra el Día Mundial de la Concienciación del Autismo, un trastorno que afecta a uno de cada 160 niños y que se diagnostica en los primeros años de vida. La cantante de éxitos como Nunca volverá o Esta soy yo desea que cuando pasen los difíciles momentos que estamos atravesando actualmente por la crisis sanitaria "logremos por fin aceptar e integrar al otro, sea quien sea, con sus capacidades y necesidades. Sin tener que recurrir a distintivos, campañas ni gritos de guerra, porque ya nadie nos señala o ignora".
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En sus conmovedoras palabras, Raquel también ha hecho hincapié en que lo que para nosotros hoy es 'diferente', antiguamente en las tribus de los nativos americanos las personas que tenían capacidades diferentes a los demás se consideraban un regalo del Gran Espíritu, y cada uno ocupaba un rol dentro del clan. "Cada ser era un regalo, una necesidad para la tribu, por eso llegaba a la tierra, y nadie se planteaba lo contrario", ha explicado en un bonito texto que acompaña dos fotos de su hijo, que cumplirá 6 años el próximo mes de mayo.
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"Esta semana, Leo me dijo que quería irse a 'La casa de arriba', señalando al cielo. Sé que para él, encajar en este mundo es todo un reto muchas veces, pero sé que su presencia como la de tantos otros es un recordatorio, un llamamiento de las voces antiguas para que volvamos a ser una Gran Tribu. La barreras y diferencias las hemos creado nosotros', un relato que seguramente no habrá sido sencillo para la artista canaria. Con una vida plena al lado del fotógrafo Pedro Castro en Estados Unidos, la que fuera vocalista de El Sueño de Morfeo, hautilizado un saludo maya para despedir su alegato: "IN LAK’ECH (yo soy otro tú) HALA KEN (tú eres otro yo)", expresión que se utiliza para dejar a un lado lado el ego y dar paso al amor incondicional.
Así contó Raquel del Rosario el proceso de diagnóstico de su hijo Leo
Tal y como contaba en su publicación en septiembre, su hijo mayor tardó en decir sus primeras palabras hasta los cuatro años y, tras confirmar que no tenía problemas auditivos y tener en cuenta que los niños bilingües tardan más en hablar, le llevaron a un colegio específico donde pudieran hacer una valoración más exhaustiva. "Nos dijeron que creían que lo mejor para Leo era entrar en el programa de niños con TEA (trastorno del espectro autista). Al contrario de la reacción que ellos esperaban (lágrimas, negación, enfado… ), yo sentí una sensación de alivio enorme", explicaba la intérprete de Nunca Volverá. Un consuelo que no consistía, según sus propias palabras, en poner "nombre" a lo que ocurría, sino porque su hijo por fin "iba a empezar a trabajar con gente especializada y, sobre todo, iba a relacionarse con niños que veían el mundo de una forma similar a como él lo hacía".
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