En plena pandemia del coronavirus, Iván Massagué está viviendo un momento especial. Su película El Hoyo, que llegó a la cartelera el pasado otoño, tras arrasar en el Festival de Sitges, se está convirtiendo en la gran sensación de Netflix en todo el mundo. Sin duda, se trata de un éxito cinematográfico bastante peculiar, ya que la historia presenta un angustioso encierro. No obstante, el actor barcelonés encuentra paralelismos entre la ficción y la situación desencadenada por el coronavirus, algo que está ayudando a que El Hoyo atrape al gran público. Así lo cuenta el propio Iván a HOLA.com, antes de recordar la época en la que luchaba por convertirse en jugador del FC Barcelona, su participación en Masterchef Celebrity y las grabaciones de la serie El Barco, junto a Blanca Suárez y Mario Casas.
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- ¿Cómo te encuentras en esta situación actual?
Muy bien. Estoy en casa de unos amigos en Girona y estoy cocinando mucho. Si estamos todos bien, está todo bien. Ahora esperando a que pase todo y que sucedan cosas buenas, que esto sirva para hacer reflexión todo y aprovechar la oportunidad para cambiar cosas para bien.
- El confinamiento ha coincidido con el éxito de El Hoyo, qué está arrasando en Netflix, ¿cómo lo estás viviendo?
Lo estoy viviendo confinado. Eso que hace que te pierdas un cincuenta por ciento del éxito. Me llega mucha información a través de Twitter e Instagram, pero tengo todavía una gran cantidad de mensajes por leer y los voy a leer todos. Todo los que he podido leer es increíble: la película es número uno en Estados Unidos, en España y en muchísimos otros países que no se dicen. Estoy muy feliz de que se le haga justicia a la película.
- ¿Te esperabas esta acogida del público?
No. Ni siquiera desde antes de rodar. Tú lees el guión y sabes que tienes un buen material, pero es muy difícil que una película tan pequeña, con poco presupuesto, dé un pelotazo. No funcionó en su momento y está funcionando muy bien ahora por el tema del confinamiento, que hay mucho paralelismo. Está claro que hay un cincuenta por ciento de la casualidad del confinamiento con el contenido y que la película está muy bien hecha.
- ¿Qué mensajes te llegan en estos momentos?
La gente me dice que les vuela mucho la cabeza y que el final no lo terminan de entender. Se pegan el viajazo en la película y luego el final queda abierto. Era difícil cerrar la película y, entonces, dejamos a la esperanza. Pensamos tres finales posibles para la película, antes de rodarlo. Es mejor dejar el final abierto y no mojarse.
- Y tu familia, ¿cómo está sintiendo tu éxito?
¿Qué me va a decir mi familia? Bueno, hay gente a la que le costó ver la película y que no fue. También mucha gente sabía que iba a salir en Netflix y se esperó. Es una pena, porque en cine gana mucho. A otros les daba mucha aprensión y me preguntaban si daba miedo, aunque no me creían –se ríe–. Ha habido muchas felicitaciones. La verdad es que es una película marca un antes y un después, aunque no sé si en mi carrera. Ojalá pasen cosas bonitas después de esto. El otro día me mandaba el guionista un mensaje en el que me ponía: "¿Qué se siente siendo el protagonista de la película más vista del mundo ahora mismo?". Guau. De eso, no me doy cuenta porque estoy confinado y voy en pijama. Gracias a la película, el confinamiento lo estoy gozando y está siendo muy bonito. Estoy muy agradecido, la verdad.
- Es curioso que, en plena cuarentena, el público vea una película sobre la angustia de estar encerrado, ¿no crees?
Sí, es verdad. Hay como cierto masoquismo. Supongo que... iba a decir miedo, pero quizá es más por querer uno mismo sacar sus conclusiones de esto que estamos viviendo. Creo que va más por el hecho de sacar información de algo desconocido, de no saber mucho.
* ¿Qué mensaje transmite la película que se pueda aplicar a la situación que vivimos por el coronavirus?
Creo que es una película positiva en el sentido de esperanza después de mostrarte cómo es el ser humano, cómo podemos llegar a ser de individualista, el reparto de bienes y riquezas... El poder, el capitalismo, el individualismo, el comunismo... Habla de todo eso sin ser panfletaria, pero sí que te deja una semilla para que pienses que somos una mierda. El ser humano es maravilloso, pero, si el mundo está como está, es por su culpa. Al final, hay esperanza y lo que tiene que reinar y coronar, nunca mejor dicho, es la pureza, la educación... Esperemos que este parón sirva para esto.
- Tuviste que perder peso para rodar la película
Sí, doce kilos en seis semanas. No tenía mucho tiempo, pero doce kilos no está nada mal. En la cara se me notó mucho, porque se me fue enquijotando. Tenía ayunos de veinte horas y comía una vez al día. Fue muy duro porque, encima, estaba en Bilbao, donde se come genial. A los actores nos gusta, de vez en cuando, hacer estas cosas. También te ayudan a nivel emocional a llevarte a un lugar más interesante, más incómodo, y eso está bien para un actor.
- ¿Has recibido llamadas de trabajo a raíz de aparecer la película en Netflix?
Todavía no. Bueno, hay alguna cosa, pero estoy con la representante, Ruth Franco. Todavía no se puede contar. Si no estuviésemos confinados y esto no hubiera existido, igual El Hoyo no habría tenido éxito. Bueno, eso no lo sabremos nunca. Si no hubiera existido el virus, igual me estaría sonando el teléfono. Pero si todavía no se va a activar todo, ¿para qué llamar a un actor para una película si todavía no sé cuándo se va a rodar? Quiero pensar que van a pasar cosas buenas, pero lo sabré cuando termine todo.
- ¿Se ha parado algún otro proyecto tuyo por el coronavirus?
Sí, un par de rodajes. Pero quiero pensar que no se va a perder nada y que se va a hacer en su debido momento.
- Antes comentabas que el confinamiento te ha pillado en casa de unos amigos. ¿Lo decidiste así?
Justo en la semana de alarma, terminé una obra de teatro en Barcelona. Se me acabó el contrato del piso y me fui a Girona a ver a unos amigos. Estoy en su casa. Me ha pillado bien, en buena casa y estamos muy organizados, así que no me puedo quejar.
- ¿En qué estás pensando durante este patrón forzoso y qué crees que aprenderemos?
Si te digo la verdad, estoy en shock todavía. No puedo pensar ni leer ni ver películas. Me estoy dedicando a cocinar, que es lo que más feliz me hace. Llegará un momento en el que empezaré a comprender que tenemos que vivir así, por lo menos, un mes más. Cuando podamos salir a la calle, empezaré a reaccionar. Ahora no estoy aprovechando para hacer cosas, como yoga, aprender inglés, leer un libro o limpiar... No. Hay dos niñas en la casa y estoy jugando con ellas. La pureza de la infancia, que eso también sale en El Hoyo, es lo que te libera y te distrae más. Allí tienes televisión, algo que no tienes en tu casa. Algo curioso, siendo actor. Desde hace diecisiete años que no tengo televisión. Veo lo que quiero y cuando quiero en el ordenador y la tablet.
- ¿Tus padres pertenecen al mundo audiovisual?
No. Mi padre es ingeniero industrial y matemático.
- ¿Cómo reaccionaron cuando les dijiste que querías dedicarte a la interpretación?
Se lo tomaron muy bien. Mientras haya un esfuerzo, una dedicación y trabaje... Si en la vida te gusta mucho algo, es cuestión de empeño.
- ¿Has estudiado alguna carrera?
No, era muy mal estudiante. Probé la danza, la percusión, la pintura... De todo. Sabía que no me iba a poner delante de un ordenador y tiré por las artes escénicas, por le arte en sí. Mira, me ha salido bastante bien.
- En un principio, no ibas para actor, sino para futbolista, ¿llegaste a jugar en algún equipo?
En el Barcelona. No estaba en la cantera, sino en la antesala. Como muchos niños, jugaba al fútbol y quería ser futbolista, pero lo dejé cuando descubrí el teatro.
- En tu carrera, has participado en proyectos de éxito, como El Barco, donde coincidiste con Blanca Suárez y Mario Casas, ¿mantienes contacto con ellos?
Cero contacto, pero es algo que pasa con los actores. Eso sí, son dos personas que, cuando coincidimos, nos damos abrazos de veinte segundos. Hay mucho cariño y muy buena onda con todos. Fue una época muy bonita. Al personaje de 'Burbuja' le debo mucho y a la televisión le debo mucho. No sé si soy alguien o algo, pero, si estoy aquí, es gracias a la tele. Tengo muy buen recuerdo. ¡Qué bien estábamos entonces!
- Hace dos años participaste en Masterchef Celebrity, ¿cómo recuerdas la experiencia?
Una experiencia más, nueva. Era un escenario que no conocía mucho y estuve en el programa cuatro o cinco semanas, que no está nada mal. Aprendí muchas cosas y estuve en las cocinas de los chefs más potentes de Madrid, que yo les admiro mucho.
- Participaste en una edición bastante potente: Paz Vega, Mario Vaquerizo, Carmen Lomana, Boris Izaguirre... ¿mantienes el contacto con ellos?
Sí, con Ona (Carbonell), Dafne (Fernández), Jaime (Nava de Olano)... También Santiago (Segura) vino al estreno de El Hoyo. Con Carmen Lomana me mando mensajes... Es un mundo muy divertido y que no conocía. Mi madre me dice: "Cuéntame, cuéntame cómo es esa gente" –se ríe–. Tampoco me entretengo mucho en eso, yo tengo claro que soy actor.
- ¿Tenéis un grupo de WhatsApp los compañeros de Masterchef?
Obvio. Más de uno.
- ¿Y quién es el que más participa en el chat?
Boris, que siempre firma con 'love' al final.
- Es curioso que, de más joven, quisieras operarte la nariz, pero tu madre te convenció para que no lo hicieras
Sí, con catorce o quince años. La edad del pavo... Quería ser guapo... Mira, menos mal que no lo he hecho. Mi madre me llevó al médico y estaban los dos compinchados. Me lo planteó el médico como una cosa de carnicería. ¡Menos mal, menos mal!
- ¿Ahora contento con tu nariz?
Es lo más bonito que tengo.
- No se sabe mucho de tu vida personal, ¿tienes pareja?
No, no tengo pareja.
- Por último, ¿qué tienes pensado hacer cuando se levante el confinamiento?
Necesito coger la moto y que me dé el viento en la cara... Luego, cenar y mirar hacia dónde voy, pero antes quiero sentir la naturaleza. ¡Ahora hay delfines en la costa! También peces en los canales de Venecia... La naturaleza está... Si es que el virus somos nosotros, está clarísimo. Lo que falta es más cultura. Si trabajamos eso, lo tenemos todo ganado.