Elena Rodríguez ha sacado en Supervivientes su faceta protectora y no ha dudado en advertir a sus compañeros del grave peligro que corrían. Día tras día los concursantes tratan de buscar alimento, algo que no está siendo sencillo en esta edición del programa. Su éxito con la pesca peces continúa siendo un fiasco, sin embargo, cogiendo lapas y cangrejos sí que están teniendo más suerte. No obstante, las altas temperaturas que azotan los Cayos Cochinos hicieron que sus capturas acabasen pudriéndose y desprendiendo un fuerte y desagradable olor. "Oye, por favor, tened cuidado. Y si hay alguna muerta y veis que no se mueve no os la comáis. Diferenciad, por favor, que os ponéis malos", pedía la madre de Adara Molinero a Ferre y Barranco, que se encontraban disponiendo las caracolas sobre la arena y preparándose para comerlas en grupo.
"¿Vosotros sabéis lo que puede ser, con cómo tenemos ahora el cuerpo, hecho un asco, cómo puede ser comeros una de estas en mal estado? Es que os puede destrozar el concurso, ¿eh?", trataba de hacer entender la triatleta a sus compañeros, quienes a pesar de sus advertencias, continuaban dispuestos a no desperdiciar ninguna. "No creo que estén tan malas", decía Ferre mientras Elena se marchaba incrédula de pensar que iban a comerse las caracolas podridas. "Creo que están todas muertas pero… yo me las voy a comer. Lo que no mata engorda, papi", se reía el que fuera participante de la tercera edición de Super Shore. "Moverse no se mueven… si nos da algo pues…", añadía Barranco poco antes de que empezasen a sacarlas de sus conchas.
Jorge, José Antonio Avilés, Rocío Flores… todos se lo desaconsejaron a Ferre y Barranco y les animaron a salir a buscar nuevas capturas para evitar una indigestión. "Llega el olor hasta aquí. Qué asco. Esto va a ser vuestra muerte. Pfff… Qué asco. Me pongo mala solo de pensarlo", insistía nuevamente Elena, después de que sus compañeros cocinasen al fuego los moluscos, seguros de que cualquier parásito o bacteria que pudiese haber salido en la carne moriría en el fuego.
Por el momento se desconoce cómo sentaron posteriormente las caracolas a los concursantes, aunque según Ferre, "estaban buenísimas. Olían un poco mal, pero ricas". Sea como fuere esta no es la primera vez que en Supervivientes se come comida en mal estado. En la entrega pasada, el sol y el calor acabaron arruinando una cacerola llena de peces que los concursantes tenían reservados. A pesar de ello, Nicolás Vallejo-Nágera y Albert decidieron cocinar y comer el pescado podrido para no tirarlo, aunque reconociendo que 'sabía raro'.