Es fácil que pienses que ya has visto todas las cadenas, todos los programas, o incluso todas las plataformas. A lo mejor simplemente estás cansado de buscar qué ver y te apetece descansar con la sencillez de, simplemente, poner la televisión. Si ese es el caso, ¿qué mejor plan que poner un poco de Arturo Valls en tu vida? El presentador valenciano vuelve esta tarde a las noches de entre semana con Me resbala, un simpático programa en el que diferentes cómicos compiten entre sí poniendo a prueba sus dotes interpretativas. Un programa que se estrenó en 2013 y que consiguió despertar las risas de miles de espectadores.
Arturo Valls es uno de los rostros conocidos más queridos de nuestro país, ya sea en su faceta como presentador, como humorista o como actor. Nacido en Valencia en 1975, estudió periodismo pero lo lo acabó porque comenzó su carrera pronto como reportero en un a televisión local. Se hizo conocido a nivel nacional por su papel como reportero en Caiga quien caiga y le cogimos cariño como actor en Camera Café, que está preparando su remake. Desde 2011 presenta ¡Ahora caigo! pero ha estado al frente de programas de todo tipo como Los viernes al show, Me cambio de década o Ninja Warrior. Pronto le veremos también al frente de Masked singer: adivina quién canta, un divertido programa que tendrá a los Javis y Ainhoa Arteta como jurado.
Su lado personal es quizás el más desconocido para el público. Su mujer, Patricia, con la que lleva más de una década de relación, y su hijo, Martín, de 10 años son los protagonistas de su vida familiar. No es habitual verles juntos en público, pero él y su esposa mantienen una sólida y discreta relación desde hace hace más de una década. El pasado mes de noviembre vimos a Arturo con su hijo en la Caja Mágica disfrutando de la Copa David, donde vio el partido de Rafa Nadal. "¿Tú sabes lo bonito que es despertarte y escuchar ‘hola, papi’? Y cuando vuelves a casa del trabajo que te de un abrazo… eso hace que se te pasen todos los males", aseguraba en una entrevista concedida a EFE cuando Martín era poco más que un bebé.