La revista ¡HOLA! fue quien descubrió su relación, a principios de 2016. Llevaban juntos ya varios meses, pero Carlos Falcó y Esther Doña habían mantenido la prudencia y la discreción en su historia de amor. La visita que hizo el príncipe D'Arenberg a nuestro país sirvió de marco perfecto para celebrar una cena a la que acudió la pareja y en la que coincidió con la segunda esposa del marqués de Griñón: Isabel Preysler. A partir de entonces, fueron muchos los eventos públicos en los que Carlos Falcó y Esther Doña se dejarían ver, siempre juntos, inseparables e incondicionales, como ha ocurrido hasta este mismo viernes, día en el que el aristócrata ha fallcido a los 83 años.
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La cuarta esposa del marqués se convirtió en su último gran amor. La presentación oficial de Esther Doña como pareja de Carlos Falcó llegó en marzo de 2016, cuando acudieron a la XXVII edición del Premio Loewe de Poesía. Ya entonces se dejó ver la gran complicidad y el cariño que se profesaban. Hasta el punto de que meses después de iniciar su romance ya vivían juntos en el campo, dando así un paso clave en su relación. "¡Me encanta! Desde pequeñita mi ilusión era tener una familia y vivir en el campo con perros y caballos, una vida tranquila. Aunque sea de Málaga, que es playa y sol, me siento feliz en el campo", comentó por aquel entonces en las páginas de la revista ¡HOLA!.
Y es que, semanas antes, Esther Doña había hablado por primera vez de su sorprendente historia de amor con el marqués de Griñón. "Es el amor de mi vida y sé que él piensa lo mismo de mí", aseguró entonces. Los dos lo tenían claro, por eso, en el verano de 2017 decidieron jurarse amor eterno y sellaron su relación en una íntima ceremonia que se celebró en los jardines del Palacio El Rincón, una de las propiedades de Carlos Falcó. Fue una boda secreta a la que solo asistieron cinco personas: los novios, los dos testigos y el oficiante. Ninguno de los dos había desvelado anteriormente sus planes a naadie y solo dieron a conocer a sus íntimos la noticia antes de poner rumbo a su luna de miel, en África.
La finca en la que se dieron el 'sí, quiero' se convitió en su hogar hasta el día de hoy. Esther Doña nos la llegó a mostrar en las páginas de ¡HOLA!. Aquí los dos fueron felices y disfrutaron no solo de largos paseos al aire libre, de los jardines y de los perros, sino también de una de las grandes pasiones del marqués: el vino. Cabe recordar que Carlos Falcó siempre fue un bodeguero respetado y un pionero en el sector vitícola, además de productor de aceite de oliva y aceituna. El aristócrata aquí era feliz y tuvo claro siempre que Esther Doña era la mujer de su vida. De hecho, llegó a expresar que quiería vivir más años para poder estar a su lado.