Beatriz von Hardenberg, madre de Olivia de Borbón, ha fallecido hoy a causa de un paro cardiaco como consecuencia de la enfermedad que padecía desde hace años, y tan solo un mes después de dar el último adiós a su hija Cristina de Borbón, que murió el pasado 13 de febrero en Madrid tras sufrir un accidente.
Beatriz von Hardenberg había sufrido en los últimos meses un notable deterioro en su salud, tal y como pudimos apreciar en el último adiós a su hija Cristina en el tanatorio de San Isidro de Madrid. Desde hace quince años, Beatriz vivía retirada de la vida pública en un chalet a las afueras de Madrid dedicada a su familia y a los animales por los que sentía verdadera adoración.
La Condesa Von Hardenberg y princesa Zu Fürstenberg nació el 28 de junio de 1947 y se crió junto a sus dos hermanos en el Castillo de Donaueschingen, en la Selva Negra (Alemania). Hija del conde Günther Eberhard Kurt Wilhelm von Hardenberg y de la princesa Maria Josepha Egona Sofia Wilhelmine Joachima Maximiliane Friederike zu Fürstenberg, tuvo una infancia feliz en Alemania y siempre presumió de que en los jardines de su hogar nace el Danubio. A los 20 años comenzó a veranear en Marbella y con 26 años contrajo matrimonio con Francisco de Paula de Borbón y Escasany, duque de Sevilla y primo del rey don Juan Carlos.
Tras su boda el 7 de julio de 1973 en Baden-Baden (Alemania), se convirtió en todo un símbolo de la dorada jet-set y siempre la llamaban con todo el cariño la "princesa hippie" por ser la más divertida y original. De su unión con el sexto duque de Sevilla nacieron sus tres hijos: Olivia, Cristina y Francisco. Eran los años dorados de Marbella, los posados veraniegos y ella era considerada una de las mujeres más elegantes de la época. Por su casa desfilaban personalidades como Plácido Domingo, Adnan Kashogui, Sean Connery o Julio Iglesias. "Era un pueblo pequeño. Nos conocíamos todos", solía decir la aristócrata.
Durante los años 70 y 80 acaparó portadas y páginas de ¡HOLA!, Point de Vue y Paris Match como icono fashion de la Transición y musa de la edad dorada de la movida marbellí. Siempre será recordada por haber fundado y dirigido Vogue España en la década de 1980, al amparo del mítico editor francés Robert Caille, y por haber amadrinado a una generación de diseñadores españoles como Jesús del Pozo o Francis Montesinos que hoy son leyenda.
Aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla, aseguran que era una mujer de belleza frágil, simpatía arrolladora y con una paz interior digna de admiración. De sobra conocida era su pasión por las ranas. La historia de su curiosa debilidad la contaba en confianza. Una anécdota divertida que data de mucho tiempo atrás, cuando dejó su castillo alemán de Baden-Baden para vivir otra vida en París. Resulta que su precioso ático parisino era visitado por ranas que se colaban en su salón y relacionó la suerte que tuvo en esa época con los "amiguitos" saltarines que ocupaban cada noche su salón. De ahí que fuera dueña de la colección de objetos con forma de rana probablemente más grande y completa del mundo.
Del mismo modo, Beatriz siempre admitió al cerdo como animal de compañía. Goku, un cerdo vietnamita, llegó a ser uno más en la familia, de tal modo que incluso cuando la salud del animal se veía debilitada le llevaba a sesiones de acupuntura. El primer cerdo que tuvo fue un regalo de su primo Alfonso de Hohenlohe para su hijo Francisco, amante de los animales y la naturaleza. "Lo bautizamos Piggly Wiggly, como la cadena de supermercados estadounidense que tiene un cerdo en su logo. Era monísimo. Son mascotas maravillosas: limpios, inteligentes y cariñosos", señalaba la aristócrata.
Rodeada de animales por los que sentía verdadera debilidad, la prima de Gloria von Thurn und Taxis vivió los últimos años alejada del foco y pendiente de su familia. Una de las últimas imágenes fue durante la boda de su hija Olivia de Borbón con Julián Porras, en la que volvió a lucir una corona de flores, complemento que solía lucir casa en cada uno de sus estilismos. Hasta el último momento estuvo bien rodeada, de ahí que fueran numerosas las personalidades las que se reunieron en el último adiós a su hija y hoy lloran su pérdida.