Nadie se esperaba, ni siquiera el propio programa, que la condiciones climatológicas de Supervivientes 2020 fueran tan duras en lo que llevamos de edición. En menos de un mes de concurso, todo el equipo está sufriendo las tormentas que pasan por Honduras y todo lo que estas extremas lluvias y ráfagas de viento están consiguiendo en la actitud de los participantes. No tienen casi comida, no pueden pescar porque el mar está revuelto, hace frío, el fuego se les apaga por el aire y sus cabañas apenas resisten para poder resguardarse. A todo esto hay que sumarle que, por culpa de la humedad, los supervivientes se hayan tenido que enfrentar a una de las pesadillas más grandes del reality: las picaduras de los insectos.
Es cierto que los concursantes viven su semana más dura debido a los bichos y las inclemencias del tiempo, algo que está afectando mucho a su convivencia. El equipo de los siervos se ha levantado lleno de picaduras tras haber pasado una mala noche. "Esos bichitos los traen los sacos", relataba Rocío Flores. "No, no es así. Los trae la humedad", contestaba Jose Antonio Avilés a su compañera. "Lo que está claro es que están más activos por eso", añadía Jorge. "Encima he dormido toda la noche mojado", respondía quejándose Alejandro Reyes. Todos ellos estaban llenos de picaduras, pero Elena, Avilés y Jorge eran los más afectados del grupo: "Es asqueroso, me pica todo el cuerpo", confesaba mientras se rascaba el colaborador de Viva la vida. "No puedo más, me pica todo. Estas condiciones son horrorosas", respondía la hija de Antonio David Flores. "Ostras es que mira como tienes las piernas y ¡la cara de Elena y de Jorge!", se sorprendía el hijo de Ivonne Reyes al ver a sus compañeros.
Pero quien realmente se ha visto afectado por los mosquitos ha sido Albert Barranco. En su grupo, el de los mortales, tampoco amenacían de la mejor forma: "¿Qué te pasa?", preguntaba Nyno, a lo que el extronista contestaba contando el número de picaduras que tenía. "Llevo contadas más de 45, tendré como unas 70", aclaraba. "Yo en esa cabaña no me meto. Si voy ahí vuevo a salir con otras 500 picaduras, así que olvidaos", relataba enfadado Barranco a sus compañeros. "En estos momentos de bajón pienso en mi abuela, que es la persona que más he querido nunca y sé que desde el cielo me está echando una mano en todo lo posible y dánmdome fuerzas", confesaba muy emocionado tras el bajón de las picaduras. Así pues, Jorge ha propuesto cambiar la cabaña para evitar que por la noche los mosquitos les volvieran a picar, ¿funcionará esta solución?