"La Mordidita no te gusta", sentencia Noa casi como si de una acusación se tratase. Se dirige hacia su madre Vega, quien graba el bailecito que se acaba de aprender con la canción Saturday Night de Whigfield. Aunque la pequeña prefiera el éxito de Ricky Martin, ella complace a su madre y se arranca con la coreografía, aunque bajo sus propias condiciones. "Ya no lo voy a hacer tan fuerte", asegura. A Vega se le cae la baba con su hija, a quien solo puede admirar. "Ella me cautiva. Al punto de que me importe un pimiento que se empeñe en ponerse medias galácticas con zapatos de flamenca para bailar lo que le echen en pleno temporal azotando Galicia", dice la cantante. Sin duda, Noa ha heredado el talento musical de su madre.