Alejandro Reyes se ha convertido en una de las grandes promesas de esta edición de Supervivientes. El hijo de Ivonne Reyes y Pepe Navarro, que desde que ha pisado los Cayos Cochinos ha compartido con sus compañeros y con la audiencia numerosos detalles de la complicada situación familiar que tiene en España, llegaba al concurso cargado de ilusión y energía. Sin embargo, el hambre ya ha empezado a pasar factura a los supervivientes y las fuerzas flaquean. En cada edición, los aspirantes suelen realizar varias pruebas semanales con recompensa incluida. En la última fue una suculenta hamburguesa. Alejandro no ganó la prueba y no pudo evitar derrumbarse, pero a su lado estuvo Jorge Pérez, que se ha convertido en su mayor apoyo y baluarte dentro de la isla.
"No es por la comida… Creo que podía haberlo hecho mejor y haber dado más de mí mismo", decía entre sollozos Alejandro. En este momento de desánimo, el que ha sido bautizado como 'el Guardia Civil más sexy de España' estuvo en todo momento a su lado, dando a Alejandro los mejores consejos de superación y motivación, como si de un coach o un hermano mayor se tratara. "Yo sé que lo que te duele es el orgullo y el amor propio", comenzaba diciendo Jorge a su compañero.
"Pero tú lo has intentado y hecho lo mejor que has podido. Esto es una carrera de fondo, no es un sprint. Y yo entiendo que te duele, pero tienes que convertir ese dolor en fuerza para la próxima prueba. Este jueves hay otra, el próximo martes habrá otra", continuaba tratando de animar a un desconsolado Alejandro. Aunque las lágrimas y la tristeza tardaron en desaparecer, Jorge permaneció a su lado mostrando su faceta más afable: "Si necesitas llorar, llora. Desahógate. No pasa nada por llorar, yo lloro también cuando no me encuentro bien. Pero lo que no quiero es que te vengas abajo. Vales mucho, tío. Eres muy joven y tienes un talento increíble. Te vas a comer el mundo. Confía en ti".
Aunque el hijo del periodista y la modelo venezolana consiguió recuperarse, más tarde Jorge también necesitó el consuelo de sus compañeros de isla. Abatido por las extremas condiciones del concurso, el Guardia Civil rompió a llorar, ya que echa mucho de menos a su mujer y a sus tres hijos.