El pasado mes de septiembre, El Secreto de Puente Viejo, la serie española que más temporadas lleva en la pequeña pantalla, estrenó su duodécima entrega con numerosas sorpresas para los espectadores. Tramas renovadas, cambio de decorados y 16 nuevos personajes que han provocado importantes giros en la vida de algunos de los habitantes del pueblo. Entre ellos, la exgimnasta española Almudena Cid, que da vida a Manuela Sánchez, y que este martes ha visitado El Hormiguero para contar cómo va su faceta de actriz. Un cambio en su vida que ha confesado que no ha sido fácil.
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"Soy el número 726 de todos los actores que han pasado por esta serie y que en Italia no para de triunfar y crecer en audiencia", aseguraba la mujer de Christian Gálvez. Pablo Motos le preguntaba sobre cómo es un día en la vida de un actor y ella muy rissueña respondía: "Me recogen a las 6:30 de la mañana y llego a las 19:30 de la tarde. Cuando llego a casa después de trabajar me tengo que poner a estudiar lo del día siguiente", continuaba. "Al principio me daba un poco de cosa verme, pero Christian me ayuda a que eso cambie. El trabajo diario es muy dificil, todo va a un ritmo muy rápido. Si me piden llorar utilizo mis recursos, pero el texto te lo da o tiras de método, del compañero o de la escena. Depende de cada intérprete y sus herramientas", explicaba. Motos también quería saber si la etiqueta que tiene sobre su profesión de gimnasta ha sido difícil de quitar y le preguntaba sobre si otros actores, directores o profesionales del medio respetaban esta nueva faceta interpretativa: "Una vez hubo un tuit de un director que decía algo así como que si yo había llegado hasta ahí...apaga y vámonos, pero después me pidió disculpas porque nadie sabie lo que he tenido que luchar para llegar y trabajar".
El mundo del deporte es muy duro y haber estado en la élite y después retirarse tan joven es una de las cosas que Cid ha tenido que trabajar para adecuarse. "Cuando me retiré de la gimnasia tuve que pararme a pensar a ver qué quería hacer. Lo que me había pasado era que no había permitido fluir aa mis emociones y enconces encontré que la actuacón me lo permitía. Yo soy muy emocional. Todos los deportitas cuando nos retiramos sentimos que perdemos nuestra identidad y entonces pensamos que no somos competententes. Entramos en conflicto con nosotros mismos y la gente nos juzga mucho por cambiar de trabajo. Si ya no estamos en ese nivel, las personas ya no te consideran igual", comentaba emocionada. Por eso, junto con otros exdeportistas de élite, ha creado El último vestuario, una asociación para esta gente que transiciona desde la cumbre y deja la profesión. "Es para que comprendan ese sentimiiento y se sientan arropados. A mí me ayudó mucho la paciencia y el no coger el primer trabajo que se me pusiera por delante. Cuando vine a El Hormiguero fue por diversión, pero tenía que saber qué quería hacer para llenar ese vacío. También tuve valentía porque la interpretación tiene mucho juez. Pero este es el camino que quiero", confesaba.
Motos quería que extrapolara toda esa experiencia a cualquiera que hubieran despedido con más de 40 años y ella lo tenía claro: "Deben pensar en qué les hace diferentes a los demás para poder arrancar una nueva etapa. Me ayudó mucho mi abuelo porque era muy creativo y hacía cosas recicladas. Ver su ilusión y sus cosas fue curativo. Siempre me comparaba con una de sus esculturas y me decía que yo era como Ave Fénix. Me enseñó lo importante que es el reciclaje y que toda materia, incluidos nosotros, tenemos más usos de los que pensamos", relataba. Aunque Cid continúa su papel de Manuela, tiene claro que no debe oxidarse. "Intento seguir entrenando para mantenerme en forma y a veces es duro porque tengo alguna lesión crónica. Tengo los pies destrozados y me viene el recuerdo de los últimos años de dolor, pero ahora estoy bien". Además, de nuevo quiso demostrar que continúa en plena forma midiendo con su elasticidad el tamaño del plató, así pierna a pierna concluyó que medía "6 Almudenas".