Carmela Juliana Martínez Oliart (34) y Rocío Martínez Oliart (32) son las dos hijas que Joaquín Sabina tuvo durante su relación con Isabel Oliart. Las jóvenes son el gran apoyo del artista, que este martes deleitará a sus fans con un recital en el WizInk de Madrid. Carmela trabaja en la productora Estela Films junto a su gran amigo Féliz Tussel y es académica en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Rocío, por su parte, es tan discreta que apenas se conocen detalles de su vida. Solo que escribe poesía, practica yoga y adora la comida japonesa. "Es un padrazo de mayor", dijo Carmela hace un tiempo, dando a entender que la relación con su padre había mejorado con el paso del tiempo.
Las hijas del artista han huído del apellido Sabina. Tanto Carmela como Rocío mantienen el primer apellido del cantante, Martínez, seguido por el primero de su madre, Oliart. "Un día les propuse si querían cambiarse el apellido, porque al fin y al cabo Sabina es el que yo me he hecho y me dijeron: Ni hablar", recordó el cantante en 2009, en una entrevista concedida a la revista Rolling Stone.
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Una vida discreta y escasas apariciones públicas
La primera vez que Sabina posó para los medios con su primogénita fue en marzo de 2014, cuando Carmela debutó como directora de producción con Epitafios, un corto al que también puso voz el artista con una canción hecha a medida para la trama, Dicen que lo dijo Adela. "Mi padre se ha enamorado de este cortometraje. Y me dio una gran alegría cuando supe que iba a colaborar conmigo en este proyecto", declaró la joven en aquella ocasión. El cantante, que no podía estar más orgulloso de su primogénita, confesó que se consideraba un buen padre. "Eso tendrías que preguntárselo a mis dos hijas. Pero yo pienso que sí lo soy", manifestó.
En septiembre de 2019, también pudimos ver al intérprete de 19 días y 500 noches con su hija mayor en el estreno de Tiempo después en el Festival de Cine de San Sebastián. En este filme de José Luis Cuerda, Carmela trabajó como directora de producción y Sabina compuso la canción original de la banda sonora.
Carmela y Rocío, musas e inspiración
El de Jaén compuso una canción para cada una de sus hijas, Ay, Carmela, y Ay, Rocío, para que no tuvieran envidia, según explicó. Además, sus nombres se han colado en otros temas, como A mis cuarenta y diez, y han hecho un cameo en el videoclip Lo niego todo, producido por Estela Films. Pero si tuvieran que quedarse con una solo canción de su padre, lo tienen claro. "A mí siempre me ha gustado mucho La canción más hermosa del mundo", reconoció Rocío en una entrevista. "Para mí siempre ha sido muy especial Y sin embargo", puntualizó Carmela.
A Sabina se le ilumina la cara cada vez que habla de Carmela y Rocío, y eso que no acostumbra a hacerlo a menudo. "La verdad es que he tenido suerte, están estupendas, son las dos muy diferentes, van a la Universidad, hacen teatro, leen, se divierten. No van diciendo por ahí que son mis hijas, ni mucho menos. Sus amigos íntimos lo saben, pero el resto de la gente no", contó en Rolling Stone. "A veces yo le hago putadas, por ejemplo, si me las encuentro en un semáforo por la calle, bajo la ventanilla y les grito: Y nos dieron las diez... Y se quieren meter bajo tierra", comentó entre risas.
Isabel Oliart, su madre y otro gran pilar
Las jóvenes también están muy unidas a su madre, Isabel Oliart y, según su abuelo materno, Alberto Oliart, exministro de Industria, Sanidad y Defensa en diferentes gobiernos y expresidente de RTVE, son "fantásticas". Además, en una entrevista concedida recientemente a Diario de Mallorca, el exsuegro de Sabina aseguró que se lleva "de maravilla" con el artista y que le tiene un gran cariño.
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