Con su fallecimiento, Plácido Arango ha dejado un vacío en el mundo empresarial y artístico español. Numerosos familiares y amigos se han acercado al tanatorio de San Isidro de Madrid para despedir fundador del grupo VIPS, y también uno de los mayores donantes de arte de museos tan importantes como el del Prado de Madrid o el de Bellas Artes de Asturias. Su hijo Paco Arango, productor y presidente de la Fundación Aladina, ha sido uno de los primeros en llegar, así como su pareja, la prestigiosa escultora Cristina Iglesias.
El cineasta, que llegaba con el semblante tranquilo y esbozando una ligera sonrisa de agradecimiento por el apoyo y el cariño recibido, le dedicaba horas antes a su padre unas emotivas palabras de despedida que compartía con sus seguidores: “Hoy se ha ido un gran hombre a la luz, con un maravilloso corazón, generoso con todos y un caballero de pies a cabeza. Ha sido un padre maravilloso y le he reservado una suite en el mejor hotel del cielo. I will miss you very much (Te echaré mucho de menos)”. Cristina Iglesias, la mujer con la que compartió los últimos años de su vida, llegaba del brazo de su hija Lucía Muñoz, fruto de su matrimonio con el artista Juan Muñoz y uno de sus grandes apoyos en este difícil momento.
Además, numerosos rostros conocidos como Carolina Adriana Herrera, hija de la famosa diseñadora, la escritora Carmen Posadas, María Zurita y su padre Carlos Zurita, la empresaria y aristócrata Alicia Koplowitz, o el abogado Antonio Garrigués Walker se han acercado a apoyar a la familia y transmitirles su pésame.
También hemos podido ver en el último adiós al hispano-mexicano a personalidades del mundo de la política como el expresidente del Gobierno Felipe González que, parapetado tras unas gafas de sol, llegaba con su pareja, Mar García Vaquero, el exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que acudía acompañado de su mujer, Mar Utrera, o el diputado del Partido Popular, Adolfo Suárez Illana.
Hijo de emigrantes asturianos, Plácido Arango, regresó a España desde México en 1965 para implantar la cadena de supermercados Aurrerá, que había levantado en el país azteca. Era el preludio del que sería su gran éxito empresarial: el Grupo VIPS que fundó tras vender la empresa a Galerias Preciados. Un restaurante con una tienda de regalos anexa fue la semilla que dio lugar a uno de los mayores conglomerados empresariales del sector de la restauración de España, Andorra y Portugal, que acabó vendiendo en 2018 al grupo Zena-Alsea.
El éxito de su trayectoria en los negocios le dejó tiempo y dinero para dedicarse a su otra gran pasión: el arte. Arango atesoraba una de las mayores colecciones de arte antiguo. Esta faceta le llevó a ser vocal del Patronato de Museo del Prado entre 2002 y 2012, al que hizo una importante cesión en 2015 que incluía obras de Zurbarán y Goya. También nutrió con parte de su colección al Museo de Bellas Artes de Asturias, región a la que siempre estuvo muy vinculado. Entre 1987 y 1996 fue presidente de la Fundación Princesa de Asturias, que esta mañana lamentaba su fallecimiento a través de sus redes sociales.