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Joaquín Sabina se encuentra ingresado en la UCI del Hospital Ruber Internacional de Madrid tras ser intervenido quirúgicamente con éxito de una lesión en la cabeza provocada por la caída que sufrió ayer durante un concierto. Parecía que todo se había quedado en susto y que el artista tan solo tenía "pequeñas fracturas en su hombro izquierdo", como aseguraba a las puertas del hospital su gran amigo, el periodista Jesús Maraña, sin embargo, las consecuencias han sido más graves. Tras las pruebas realizadas esta mañana, los médicos han decidido operarle "para realización de evacuación de hematoma intracraneal en hemisferio derecho", según reza el parte emitido a petición de la familia del cantante. También presenta "traumatismo torácico" como consecuencia del fuerte golpe que se dio al caer desde una altura de casi dos metros.
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La situación de Sabina, que justo ayer cumplía 71 años, es "estable" y en 24 horas se facilitará nueva información sobre su estado de salud. A pesar de la situación, el artista no ha perdido el humor y sus primeras palabras tras la intervención han sido para pedir un cigarro, tal y como ha contado su amigo, el escritor Benjamín Prado, en el programa de laSexta Más vale tarde.
El de Jaén está acompañado por Jimena Coronado, su pareja desde hace más de 20 años. También se han acercado hasta el hospital otros familiares, así como el representante del artista, José Navarro 'Berry'. "Es un momento muy delicado. La operación ha salido bien, eso nos han dicho los médicos, pero la situación puede cambiar en cualquier momento", ha declarado visiblemente nervioso.
Esta mañana también ha visitado a Sabina el músico Pancho Varona, que ayer se encontraba en el escenario del WiZink Center junto al intérprete de 19 días y 500 noches o Nos sobran los motivos y Joan Manuel Serrat. "Fue al hospital nos dijeron que tenía el brazo fastidiado y así nos hemos dormido todos, felices y contentos pensando que había sido un susto muy grande", ha contado a Espejo Público en una conversación telefónica. "Estaba muy feliz, era su cumpleaños y quería hacer el concierto de su vida. Le fastidió un mal paso... Nos quedamos sin cumpleaños, lo celebraremos el 22 de mayo", ha añadido.
Sabina fue sacado en camilla del WiZink Center de Madrid tras caerse del escenario mientras daba un concierto, en el día de su 71 cumpleaños, junto a Joan Manuel Serrat. "Estaba hablando y todo estaba oscuro y parece que no se ha dado cuenta de donde terminaba el escenario y se ha caído. Ha dado mucha impresión", contó a HOLA.com un testigo de lo ocurrido. "Personas del público han ido a ayudarle, pero estaba la valla y han llegado antes los de seguridad. Han dado las luces y han ido corriendo a por la camilla y se lo han llevado. Se ha tenido que hacer mucho daño, porque la altura del escenario es casi de dos metros", añadió.
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Media hora después, el artista salía al escenario en silla de ruedas para pedir perdón por tener que cancelar el concierto y posponerlo al 22 de mayo. "Me he dado un golpe muy fuerte en el hombro, que duele mucho y hace que tengamos que suspender con todo el dolor de mi corazón… Me voy a ir al hospital porque el hombro este lo tengo muy, muy dolorido. No se imaginan cuanto lo siento… ¡Volveremos en mayo a hacer este concierto! Muchas gracias. Hasta siempre. Gracias”, dijo mientras el público rompía en aplausos.
El estado de salud de Sabina es bastante delicado. En abril de 2018 ingresó en el hospital con dolores en una pierna debido a "una trombosis venosa aguda" y una semana más tarde, después de que los médicos comprobasen que la evolución había sido muy buena, le daban el alta aunque tenía que seguir con el tratamiento en su casa. Dos meses después, se veía obligado a cancelar su gira por una disfonía aguda. En febrero de 2017, suspendía varios conciertos en México tras sufrir un mareo y una caída, y en un año antes fue operado del estomágo. También tuvo que suspender un concierto en Madrid por un ataque de pánico en el 2014. "Realmente no me encuentro bien", confesó al público que abarrotaba el antiguo Palacio de los Deportes antes de abandonar el escenario.
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Pero el bache más importante fue en 2001, cuando le dio un ictus. Aunque no le dejó secuelas, posteriormente atrevesó una fuerte depresión. "Me vino después de la euforia de haber sobrevivido al ictus. Y yo creo que algo tuvo que ver con eso. Cuando me di cuenta de que no era Superman, sino un tipo que se estaba poniendo triste. Duró un año y pico", reveló en una entrevista concedida a el Semanal.