Antonio Banderas se ha convertido en uno de los hombres del momento. El malagueño, que recibió el Goya a Mejor Actor por su trabajo en Dolor y Gloria el pasado sábado, se encuentra en Estados Unidos haciendo promoción de la película de Almodóvar, por la que también podría recibir un Oscar el próximo 9 de febrero. Mientras el director del filme se siente optimista y cree que Banderas tiene posibilidades de vencer a Joaquin Phoenix y llevarse la estatuilla a pesar de la reñida situación, el intérprete opina que es algo "imposible". Y aunque aparentemente perder el galardón no le apena ni aflige, en Nueva York ha sido recibido como un auténtico héroe.
La presencia del español en las calles Manhattan ha desatado la locura. Tanto, que ha tenido que necesitar la ayuda de varios agentes y guardaespaldas y que se cortase un pequeño tramo de Times Square para que pudiese abandonar con seguridad los estudios de un conocido show de televisión. Convertido en toda una superestrella de Hollywood, el nominado a los premios de cine más importantes del panorama estadounidense no dudó en saludar, presumir y actuar ante los fotógrafos y cientos de seguidores que se agolpaban a las puertas del edificio como tal.
Aun así, horas antes de volar a Estados Unidos, su actitud fue muy diferente. El intérprete se disponía a presentar su primer musical en Barcelona, A chorus line. Una producción propia de la que se siente especialmente orgulloso y con la que restó importancia a su cita con los Oscar. "Voy a Estados Unidos muy relajado, porque no soy favorito. La propia nominación vino como una sorpresa por muchísimas razones", revelaba a Gtres durante la rueda de prensa.
"Sí, se hacen campañas. No vale solo con que hagas una buena interpretación, la gente tiene que levantar la mano y decir 'quiero el Oscar' y meterte en una vorágine que pasa prácticamente por proyecciones diarias con cuestionarios con el público y con diferentes colectivos, como el SAG – sindicato de actores- con comunidades hispanas… es un juego que tienes que jugar y yo no lo he jugado. Yo he estado haciendo teatro en Málaga mientras todo eso estaba pasando. Fui a los Globos de Oro y Sony me metió en una batidora de entrevistas diarias para hablar de la película. Por eso me sorprendió tanto la nominación, porque compito con gente que ha recaudado entre 200 o 300 millones, frente a los 4 que tenemos nosotros en la taquilla de Estados Unidos", continuaba.
"Estar nominado en una película pequeñita de habla española y haber dejado fuera a actores como Robert de Niro o Christian Bale… Para mí entrar en el Dolby y disfrutar de la tarde va a ser algo muy relajado. Gestionar todo esto va a ser relativamente fácil. Ahora voy a Nueva York y estaré en un montón de shows porque las votaciones se cierran el día 3 de febrero, pero no espero nada más, a excepción de ver a mis hijos y pasármelo bien", terminaba diciendo el intérprete, que puede que el próximo 9 de febrero acabe llevándose la sorpresa de su vida.