Javier rey nació en Noia en 1980 y, como sucede con tantos actores de la cantera gallega, se fogueó en la televisión autónomica antes de dar el salto a las cadenas nacionales. Por aquel entonces, era una joven obsesionado con los comics, que escuchaba a Quique González y que salía con una compañera de la escuela de interpretación llamada Iris Díaz. Hoy en día, también. Lo único que ha cambiado es que es padre de un niño y uno de los actores más codiciados de la ficción española. Fariña le abrió el camino y todo lo que vino después demostró que aquello estaba lejos de ser un golpe de suerte.
A sus espaldas cuenta con más de una década de trabajo. Ya era un rostro conocido gracias a su papel de Mateo en Velvet y Velvet Collection, pero fue la adaptación del libro de Nacho Carretero sobre el narcotráfico en Galicia la que le sacó del cascarón de los secundarios de lujo para exhibirlo como la nueva joya de la corona. Su interpretación de Sito Miñanco le valió un premio Feroz y un Iris al mejor actor protagonista y el reconocimiento de público y crítica, a pesar de los temores que confesaba tener al dar vida a un personaje que forma parte de la historia más negra de su tierra. Las mieles del éxito le trajeron papeles que le permitieron consagrarse tanto en la televisión con en el cine, aunque también llegaron con el regusto amargo de quien no idealiza la fama y advierte de que "tiene un lado oscuro", como confiesa en una entrevista con ABC.
Cuando a Javier ya le sobraban credenciales para que le llovieran los guiones, otro capo del narcotráfico se cruzó en su camino y no pudo resistirse a meterse en su piel. Se trata de Malpica, protagonista de Hache, la serie de Netflix que narrá la historia de un jefe mafioso en la Barcelona de los 60 que utiliza a Helena (Adriana Ugarte) para mantener su negocio de la droga. Sin tiempo para disfrutar del triunfo, Javier Rey se embarcó el año pasado en dos proyectos más: Mentiras, la adaptación de Liar para Antena 3 y Geonestesia, una serie de ciencia ficción sobre el medio ambiente que aborda la crisis climática a través de una sociedad distópica.
El gallego ya ha probado sobradamente que es un filón para las productoras de series en España, pero, además, con Sin fin, ¿Qué te juegas? y El silencio de la ciudad blanca, junto a Belén Rueda, ha demostrado que también tiene mucho que ofrecer en la gran pantalla. No obstante, no le preocupa que el grueso de su carrera se haya forjado en televisión. "El cine y la tele cada vez van más unidos de la mano por los formatos que se están haciendo y por las maneras de rodar y de iluminar que son prácticamente idénticas", decía en una entrevista en HOLA.com.
En estos últimos dos años no solo consagró su fulgurante carrera como actor, sino que también cumplió sueños en el plano personal al convertirse en padre por primera vez. Aunque siempre ha sido muy reservado con su vida privada, en sus redes sociales y las de su pareja, Iris, se cuelan algunos de los ingredientes de su felicidad: su perro Vito y, por supuesto, la llegada al mundo de su pequeño.