Tras los cuatro días de permiso penitenciario que han permitido a Iñaki Urdangarin pasar la Navidad con su familia en Vitoria, el 28 de diciembre volvía a la prisión de Brieva (Ávila), donde ha retomado su rutina habitual tras las fiestas. Como cada martes y jueves, sale de la cárcel para cumplir con sus labores de voluntariado en el Hogar Don Orione en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, donde entraba esta mañana, mochila al hombro y saludando a la prensa, para echar una mano en la rehabilitación de personas con discapacidad.
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El marido de la infanta Cristina sigue así con sus obligaciones probablemente con la mente puesta en los próximos días de permiso que su régimen penitenciario le permite solicitar. Al haber cumplido un cuarto de su condena, el reglamento establece que "se podrán conceder, como preparación para la vida en libertad, permisos de salida de hasta siete días de duración con un máximo de treinta seis días por año a los internos de segundo grado". Aunque había pedido disfrutar de siete días durante las pasadas fiestas, finalmente le fueron concedidos cuatro, lo que el permitió pasar la Nochebuena y el día de Navidad con los suyos.
Urdangarin exprimió hasta el último segundo de sus días en libertad junto a su familia. El 25 de diciembre, le veíamos paseando por las calles de Vitoria con la infanta Cristina, sus cuatro hijos y su madre Claire Liebaert, con los que fue a misa para después disfrutar del soleado día que lucía en la capital alavesa tomando algo en un local con terraza. Iñaki y la infanta, que apenas se soltaban de la mano, se mostraban tan enamorados como el primer día y no dejaron de intercambiar miradas de complicidad y gestos de cariño.
Así, entre reuniones familiares y paseos por la ciudad transcurrieron los cuatro días de permiso hasta que el sábado 28 de diciembre el exdeportista ponía rumbo de nuevo a la prisión de Brieva acompañado de su esposa. Urdangarin, que cumple una pena de 5 años y 10 meses de cárcel por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias en el marco del mediático 'caso Nóos', no podrá aspirar al tercer grado hasta que no alcance la mitad de su condena, algo que no ocurrirá hasta el segundo trimestre de 2021.