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Ana Boyer y Fernando Verdasco han vuelto a casa con su hijo Miguel tras sus vacaciones navideñas. Y su casa está en Donha, muy lejos del domicilio familiar de Madrid donde Ana se crió y donde esta Navidad se ha reunido toda la familia para el bautizo de Miguel. La familia ha cambiado así el frío de Madrid por las cálidas temperaturas de Doha, donde Ana no ha dudado en pasear al borde de la piscina en zapatillas de casa, con el mar y las palmeras de fondo. Una imagen absolutamente veraniega para la víspera de Reyes, una fiesta que, sin duda, celebrará la pareja junto a su bebé. "Empezando el 2020 en #Doha", ha escrito Ana junto al símbolo de una casa, los tres integrantes de su familia y dos corazones. Los mismos símbolos que, curiosamente, también ha utilizado Fernando en uno de sus recientes mensajes, en el que se podía leer: "Muchas gracias 2019 por darme el mejor regalo que jamás haya podido tener !! #Mikey. Os deseo a todos lo mejor para el año nuevo".
© @anaboyer
© @ferverdascoAna Boyer y Fernando Verdasco esperan así a los Reyes Magos en Doha, los primeros reyes de su bebé, que nació el 26 de marzo de 2019 y tiene, por tanto, nueve meses. En su corta vida ha hecho ya decenas de viajes, y se ha convertido en todo un bebé trotamundos, que tan pronto se traslada a Madrid, como a Nueva York o a Australia, a donde la familia Verdasco-Boyer tiene previsto ir en breve ya que Fernando disputará allí un nuevo torneo. Los compromisos profesionales del tenista son, de hecho, la razón de sus continuos desplazamientos. Una forma de vida que, a juzgar por la naturalidad y tranquilidad con la que viaja, se ha convertido en la mejor rutina para el pequeño Miguel, al que sus padres han acostumbrado a viajar a cualquier rincón del globo desde que apenas tenía tres semanas.
© Archivo ¡HOLA!De la emoción a las risas: la ceremonia del bautizo de Miguel, hijo de Ana Boyer y Fernando Verdasco
Miguel, hijo de Ana Boyer y Fernando Verdasco, un pequeño modelo posando para ¡HOLA!
A pesar de este estilo de vida nómada, la hija de Isabel Preysler disfruta mucho de la tranquilidad de su hogar, un lugar de descanso tras los ajetreados días Navideños. Y el mejor lugar al que volver una y otra vez.
