Cristina Pedroche se colará este martes en millones de hogares españoles. La presentadora está al frente de las Campanadas por sexta vez, y es más que consciente de la presión que ello supone. Además ella, cuenta con un aliciente extra, pues además de dar la bienvenida al año nuevo, ella se convierte en el centro de todas las miradas por su elección estilística. Sin embargo, su outfit tan solo es una parte de todos los detalles que se esconden tras cada fin de año televisivo. Así lo demuestra la anécdota que revivió Minerva Piquero en Zapeando, quien dio las primeras campanadas de la historia de Antena 3 y quiso compartir su experiencia antes de poner el punto y final a este 2019.
Con su eterna sonrisa y "desde un lugar muy lejano", Minerva Piquero contó su particular odisea de 1991. "Esto fue a dedo. Me dijeron que yo las daba…aquello fue de traca. Con el despliegue que tenéis ahora de los cámaras, los equipos, la familia etc. Os quiero contar porque vais a flipar. Para empezar ese día se estropeó el reloj, estaba roto. Entonces, fui por la tarde para asegurarme que funcionaba y el relojero que era más majo…A las cuatro de la tarde hizo para mí una prueba de cómo sonarían los cuartos y las campanadas para que no me equivocara. El reloj se arregló a las seis de la tarde", ha comenzado relatando Minerva.
Ante la mirada atónita de todos los colaboradores, en especial de Cristina Pedroche, la que fuera presentadora del tiempo reveló que su atuendo era prestado. "Era el primer año de Antena 3, yo me fui en un taxi y me prestaron aquella chaqueta que me veis que era de Valentino que me dijeron que no se caiga una lentejuela que la pagas y mi sueldo no daba para pagarla", relató entre carcajadas. Una situación incomparable a la actual, pues desde hace muchos meses hay estilistas centrados tanto en el diseño como en la confección del look de Pedroche.
No obstante, esa icónica noche solo acababa de empezar. "Me fui en un taxi hasta allí, llegué a la puerta del Sol, estaba solita. Me compré unos rollitos de primavera en un chino que había en la esquina y los cené sola sentada en la escalera del portal hasta que llegó el cámara y subimos. A todo esto, yo no tenía guion porque como un par de horas antes un directivo me dijo 'esto es una mierda. Vamos a romperlo que es muy machista así que tú improvisa'… Entonces, estaba yo ahí sola durante 10 minutos sin guion. Lo mejor de todo fue que tenía que conectar en directo con Bertín Osborne, pero él iba a su bola. Yo tenía que darle el pie y el tío pasaba de mí. Nunca conectábamos en directo", añadió.
Era uno de los rostros más conocidos de la década de los 90 y, aunque por entonces tan solo tenía 21 años, su carrera fue meteórica, teniendo que hacer frente a situaciones desastrosas como esta.