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Azucena Hernández, una de las actrices más conocidas de la década de los 80, fallecía ayer a los 59 años tras llevar postrada en una silla de ruedas más de la mitad de su vida. Fue su hermano el encargado de comunicar esta triste noticia a través de las redes sociales de la intérprete. "Hola Guap@s. Hoy no soy Azucena, soy su hermano. Solo quiero deciros que después de 33 años sin poder moverse ha conseguido lo que deseaba, ser libre. Mi hermana ha muerto hoy y el dolor nos embarga y nos duele hasta lo más profundo. Siempre hemos hablado sobre este momento con una sonrisa porque ella lo esperaba como un nuevo comienzo. Ella os quería mucho, lo sé, porque yo lo escribía. No puedo seguir, pero como decía... Un millón de besos de alguien que te quiere", publicó.
Azucena era sevillana de nacimiento, pero residía desde hace años en Guadalajara, en un centro de atención a personas con discapacidad física (CAMF). La actriz llegó a este lugar tras quedar tetrapléjica en un accide de tráfico ocurrido el 15 de octubre de 1986, cuando se encontraba en lo más alto de su carrera. En una entrevista concedida en 2016 a los periodistas Antonio Heredia y Emilia Landaluce, la intérprete confesó que cuando volvió a casa tras el siniestro y fue consciente de su cruda realidad cayó en una profunda depresión. "Es que me quería morir. Sentía que no podía haber nadie más desgraciado que yo en el mundo... Hasta que llegué aquí, a Guadalajara", declaró.
Los familiares de Azucena no han confirmado dónde será enterrada, pero sus restos mortales se encuentra en el tanatorio de la ciudad de Guadalajara, donde era muy querida. Este jueves por la tarde se ofrecerá allí una misa en su memoria.
La intérprete, que a lo largo de su vida también ha luchado contra un cáncer de mamá, se hizo muy conocida en el cine del destape de la Transición. Con 17 años fue elegida Miss Cataluña y un año después debutó en el cine con Las eróticas vacaciones de Stela. Su carrera incluye títulos como Playboy en paro, El Cid Cabreador, Adulterio nacional o Don Cipote de la Manga. Con Mariano Ozores trabajó en ¡Que vienen los socialistas! (1982) o Todos al suelo (1982) y tuvo pequeños papeles también en La estanquera de Vallecas (1987) de Eloy de la Iglesia y en El retorno del hombre lobo (1980) de Paul Naschy.
Nacida en Sevilla en 1960, empezó a hacer teatro en 1977 y actuó en montajes como Los extremeños se tocan y Enrique IV, adaptación de la obra de Pirandello. También participó en la revista musical Las leandras e intervino en grabaciones de zarzuela y en el drama de Ibsen El enemigo del pueblo para televisión.
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