El caso Profumo no es especialmente conocido fuera de Reino Unido, pero dentro de las islas el nombre del que fuera Ministro de Defensa en los años sesenta es dificil de olvidar. John Profumo era un brillante político del Partido Conservador, pieza clave en el Gobierno de Harold McMillan, que protagonizó un escándalo por una relación extramatrimonial que hizo tambalearse los cimientos de todo el país. Esta historia cobró mayor importancia aún cuando se emitió la segunda temporada de The Crown. La serie de Netflix ha querido ser fidedigna a la hora de contar la vida de la reina Isabel II, interpretada por Claire Foy en un principio y por Olivia Colman en la actualidad. El final de esta segunda tandas de episodios expuso con claridad el escándalo Profumo, pero añadiendo un nuevo detalle: la supuesta implicación del duque de Edimburgo en la trama. ¿Pero qué sucedió realmente en el sonado caso que acabó con un Gobierno entero?
En plena Guerra Fría con Rusia, todavía con las presiones sociopolíticas que había dejado tras de sí la Guerra Mundial II, John Profumo era un reputado político, que ostentaba el importantísimo cargo de Ministro de Guerra. Estaba casado con la actriz Valerie Hobson, una de las estrellas de la época. En 1961, a través de un amigo, el doctor Stephen Ward, el ministro conoció a una joven llamada Christine Keeler, bailarina londinense. Juntos protagonizaron una breve historia de amor extramatrimonial, que no llegó más allá de unas semanas.
Todo estalló un año después, en 1962, cuando un amante de la joven bailarina apareció despechado en su domicilio disparando un arma. Esta historia de celos atrajo la atención de la prensa, que acabó sacando a la luz la relación extraconyugal de Keeler con Profumo, el escándalo estaba servido. La situación política del país era un caos y el político acabó por comparecer ante la Cámara de los Comunes. No solo era un escándalo matrimononial, ya que Keeler había mantenido relaciones con el espía soviético Yevgeny Ivanov, por lo que estaba siendo investigada por el MI5, el servicio secreto británico. Un cruce sentimental que ponía en jaque los intereses de Reino Unido, con la crisis de los Misiles de Cuba de por medio.
1963 es considerado uno de los años más oscuros para la élite de Reino Unido. En marzo, John Profumo negaba con rotundidad en el Parlamento Británico que su relación con Christine Keeler fue en los términos promovidos por la prensa. Asegurando que solo tenía ojos para su mujer, Valerie Hobson. Dos meses después, en junio, el Ministro de Defensa se desmentía a sí mismo, asegurando que había mentido a conciencia a sus compañeros. El 5 de junio dimitió de todos sus cargos, alejándose definitivamente de la política.
Pero Profumo no fue el peor parado de este escándalo. Stephen Ward fue destapado como un enlace de las élites políticas y sociales del país, ya que era el encargado de relacionar a poderosos hombres con jóvenes. Un hecho por el que fue acusado de proxenetismo. Avergonzado y siendo el foco de la prensa, el doctor no pudo soportar dicha presión, acabando con su vida antes de ser juzgado en agosto de 1963. El Primer Ministro, Harold McMillan, presentó su dimisión poco después de saltar a la luz las mentiras de Profumo.
Esta tensión que vivió Reino Unidon se trasladó a The Crown en uno de sus momentos más trascendentales. En el final de la segunda temporada, la reina Isabel echa en cara a su marido, Felipe de Edimburgo, su amistad con Stephen Ward. Las sospechas de la monarca en la ficción llegan tras recibir información de que su marido llego a asistir a varias fiestas organizadas por el polémico doctor. Una nueva visión del escándalo que no había sido comentado hasta ahora. En pantalla podemos ver al actor Matt Smith, completamente rendido ante la Reina, dejando claro su lealtad y negando cualquier implicación con el caso Profumo.
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