"Nunca pensé que compartiría esto, pero espero que mi historia sirva de ayuda a las personas que están pasando momentos difíciles. Te echo de menos todos los días, mamá, pero no voy a parar. Tengo tu fuerza". Este es el mensaje que Ricky Rubio ha escrito a todos sus seguidores para animarles a leer la emotiva carta que le ha dedicado a su madre, fallecida a finales de mayo de 2016 víctima de un cáncer. El texto del jugador de baloncesto, publicado en el portal The Players Tribune, comienza recordando aquel verano de 2015 en Minneapolis, cuando recibieron la peor de las noticias sobre el estado de salud de su madre. "Esperamos en una pequeña habitación a que entrara el médico. Esta no era una situación nueva para nosotros: tres años antes, a mi madre le habían diagnosticado cáncer. Comenzó en sus pulmones en 2012. Nos mantuvimos positivos. Y ella venció al cáncer. Como diría mi padre: 'Todos lo superamos. Como una familia'. Ahora estábamos de vuelta en un hospital. Entró el médico y, antes de decir nada, lo supimos. Lo podías ver en su cara. Era la misma mirada que tenía el médico en Barcelona en 2012 cuando diagnosticaron a mi madre por primera vez", relata.
Ricky Rubio cuenta que esa noche ni sus padres ni él pudieron dormir. "Escuché a mis padres llorar toda la noche. Apenas podían dormir. Yo tampoco pude. No sé cómo expresar cómo me sentía en palabras. Yo no. Me sentí tan impotente. Todo lo que quería hacer era hacer que mi madre se sintiera mejor. Y no sabía cómo. Estaba tan perdido. Al día siguiente no quería estar cerca de una cancha de baloncesto. Una parte de mí se rompió esa noche", añade.
A Ricky Rubio le pasó factura la enfermedad de su madre a nivel profesional. "La temporada 2015-16 fue un infierno. Muchos altibajos. Más bajas que altas. Llamaba a mi padre casi todos los días para recibir noticias. A veces tenía que colgar porque mi madre no se sentía bien, o necesitaba cocinarle, o tenía que vomitar. Me sentía muy lejos... ¿qué estoy haciendo aquí? Debería estar con ella", dice. Entonces, regresó a España. "Cuando mi madre abrió la puerta y vi su cara... esa fue la mejor sensación del mundo. Mi padre me dijo que estar allí era la mejor medicina para ella. Vi que estaba sufriendo. Agarré su mano y me senté junto a su cama todo el tiempo que pude. No me quería ir", explica, pero tuvo que volver para finalizar la temporada con su equipo. "Después de nuestro último partido, volé a casa nuevamente. Mi madre murió unas semanas después. Cuando alguien que amas muere, es como si una niebla te envolviera. Así fue para mí. Me sentía perdido", señala.
La primera temporada sin su madre no fue nada fácil. "Me despertaba y pensaba en llamarla. Me hizo querer romper mi teléfono. Pero no pude borrar su número. Incluso le envié mensajes de texto a veces. Todavía lo hago. Durante un tiempo, sentí que me estaba volviendo loco, como si estuviera hablando conmigo mismo", escribe y reconoce que "durante la mayor parte de ese año estaba enojado. Culpé a muchas cosas. Culpé al baloncesto. Culpaba a las personas a mi alrededor por cómo me sentía. Le eché la culpa a todo. Pasé por una depresión".
El jugador confiesa que tuvo que ir a terapia para aceptar la pérdida de su madre y que logró salir adelante gracias a sus familiares y amigos. Fue entonces cuando recordó la promesa que le hizo a su madre en uno de sus viajes y en 2018 creó la Fundación Ricky Rubio en su honor: "le dije que me aseguraría de que, sin importar lo que le sucediera, íbamos a ayudar a mucha gente a pasar por situaciones similares".
Desde entonces, el deportista ha ganado importantes títulos, el más reciente el Mundial de Baloncesto con la selección española y en estos momentos está ilusionado con la llegada de su primer hijo, fruto de su relación con Sara Colomé. "Todos los días trato de hacer algo para hacerla sentir orgullosa. Eso es lo que se merece. Somos un equipo. Nos tenemos para siempre. Te quiero mamá", concluye.