Las explosivas confesiones de Lucía Bosé: de cuando casi da plantón a Franco a su amistad con la duquesa de Alba

La actriz italiana ha publicado sus memorias, en las que desvela algunos de los secretos de su mediática vida

por hola.com

No solo ha dedicado gran parte de su vida a la interpretación, sino que sus propias vivencias bien podrían servir como guion de una película. Lucía Bosé nació en 1931 en Milán, empezó a trabajar como dependienta en una pastelería y de ahí dio el salto a la moda llegando a ser Miss Italia, un título que le abrió las puertas al mundo del cine en el que tantos éxitos ha cosechado. Además de la popularidad que tenía intrínseca el ser musa de algunos de los grandes directores como Fellini y el hecho de protagonizar películas como Sotto il segno dello Scorpione, Arcana o Satiricón, entre otras, su vida personal pronto pasó al foco mediático gracias a su matrimonio con el torero Luis Miguel Dominguín. Juntos formaron una de las sagas artísticas más importantes de nuestro país y tuvieron tres hijos, Miguel Bosé, Paola Dominguín y Lucía Dominguín.

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La actriz posee una trayectoria personal y profesional apasionante de la que ahora ha decidido hablar en primera persona. Lo ha hecho publicando su biografía, Fragmentos de Lucia Bosè, escrita por Roberto Liberatori (Edizioni Sabinae, 2019). Un libro a través del cual hace un viaje en el tiempo y cuenta todos los secretos de su matrimonio con Dominguín, desvela cómo era su relación con Francisco Franco o la duquesa de Alba y habla del momento más duro que atravesó en lo personal: la pérdida de un cuarto hijo cuando el bebé tenía tan solo un mes de vida.

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Los celos locos de Dominguín y el fallecimiento del torero

A Lucía se le impuso que donde quiera que fuera, desde el peluquero ("solo había uno considerado bueno en Gran Vía y se llamaba Eduard", recuerda la Bosè) a cualquier otro lugar, debía estar acompañada por el chófer o por una tía de Dominguín que vivía con ellos. Esa mujer parecía tener la única tarea de acompañar a la actriz durante los viajes. Pero Lucía ni siquiera podía conducir un automóvil en la ciudad o usar pantalones, porque los españoles de la época lo habrían visto como una marciana. "Para ser honesta, debo decir que todas estas limitaciones, al principio, las llevé mal. Y era normal porque yo, en Italia, había sido independiente desde los dieciocho años”, revela en una parte del libro.

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Respecto a la muerte de Luis Miguel Dominguín, que se produjo en 1996, cuando ellos llevaban ya casi tres décadas separados, ha asegurado que se queda con lo positivo que vivieron juntos y que no le guarda ningún rencor, aunque su matrimonio no tuviese el final esperado. “Renuncié a todo tipo de resentimiento hacia mi esposo. Y entre las muchas razones por las que lo perdoné estaba que yo conocía ese lado frágil de su personalidad que él nunca había manifestado. A pesar de todo, los que compartimos fueron años muy intensos, llenos de mil experiencias”, ha confesado en su biografía.

Cuando casi da plantón a Francisco Franco

Durante una cacería en presencia de Franco, Lucía decidió en el último momento no participar en la misa del domingo por la mañana, celebrada antes del comienzo de la jornada de caza. Ella no quería levantarse antes de las siete y media para presentarse frente a él, y pensó que su ausencia entre esa pequeña multitud no se notaría. En cambio, Franco se dio cuenta de inmediato y pidió que la misa no empezara hasta que no llegara Lucía. "Dominguín, avergonzado, entró como un cohete en nuestra habitación, me sacó fuera de la cama en camisón, me puso un abrigo y me llevó a la capilla a empujones”, recuerda la actriz. "Perdóneme, general ..." dijo el torero mientras todos miraban a la actriz. “Luego, durante la misa, de vez en cuando hacía palidecer al torero, abriéndome el abrigo deliberadamente para que se viera que iba en camisón”, ha relatado.

El día que Cayetana de Alba fue a comer a su casa

“Nunca olvidaré el primer día que la duquesa de Alba vino a almorzar con nosotros, porque cuando terminó de comer la paella, preguntó en voz alta: "Y ahora, ¿qué hago con el plato?" Y todos, en coro, respondieron: "Tienes que llevarlo a la cocina". Su comentario fue muy agradable porque, naturalmente, lo dijo con su propia voz tan especial: "¡Ah, qué gracioso!" Se levantó, llevó su plato a la cocina y de allí regresó con otro limpio para tomar la ensalada. Todos estábamos sorprendidos. La duquesa de Alba, acostumbrada a ser servida como una reina, se preparó la comida como todos nosotros", ha recordado divertida en sus memorias la madre de Miguel Bosé.

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“Hay situaciones que hasta que no las vives en persona no puedes entenderlas y todo lo que puedes pensar y decir al respecto son solo clichés. Nadie puede imaginar lo triste que es perder a un niño que se ha traído al mundo con tanto amor. Aún hoy recuerdo esto con inmensa melancolía, la muerte de mi hijo Juan Lucas, que vivió tan poco”, ha relatado para Roberto Liberatori.

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