Mustafá llegó a Got Talent para contar su historia y realizar una demostración de fuerza en el programa. El hombre, encargado de abrir la séptima noche de actuaciones del concurso de talentos, es un refugiado de la guerra de Siria que perdió a toda su familia el mismo día durante un bombardeo y que emocionó a todos con su dura realidad. Tras conseguir mover un coche de más de 3,5 toneladas, y después de que Risto Mejide confesase que había hecho trampas para frenar el vehículo, el aspirante consiguió pasar de fase, aunque no el sí del publicista: "Te digo que no, porque quiero ser tu amigo. El talento aquí da igual. Gente como tú está para darnos lecciones de vida, gracias".
Los siguientes en subir al escenario fueron una pareja de acróbatas que consiguió dejar sin palabras a los cuatro miembros del jurado y el primer pleno de "síes" de la noche. Después, Luciana y Anmi, dos niñas de origen chino que bailaban salsa, enternecieron a todos gracias a su dulzura. Sin embargo, el mejor momento llegó cuando las pequeñas bajaron para entregarles a los jueces unos sombreros con caras de animal que levantaban las orejas. Risto se mostró un poco reticente a ponerse el disfraz, aunque más tarde acabó aceptando, regalando a todos una cómica imagen que contrasta con la seriedad a la que suele acostumbrar como jurado.
Vestida de ángel, Sara, "la mujer de hojalata", subió al escenario para dedicarle a su pareja, fallecida hace 13 años ,una preciosa versión del tema Hope there's someone. Emocionada y sin poder contener las lágrimas cuando empezó a sonar la música, la joven finalmente pudo llevar su actuación a término y conseguir el veredicto unánime del jurado que le permitió pasar de fase.
Isabel Sotos, de 89 años, llegó de Málaga para sorprender a todos con su arte flamenco. La veterana artista, que ha trabajado con artistas tan grandes como Lola Flores, lleva 70 años retirada de los escenarios, sin embargo, hace cuatro decidió volver a bailar, ya que es lo único que le alegra y le quita los dolores. Acompañada de su familia, un guitarrista, tres palmeros y su bisnieta cantaora, Isabel ofreció a los espectadores un emotivo espectáculo tras el que obtuvo el "sí" de los cuatro miembros del jurado.
El senegalés Big Moon no consiguió convencer con a Risto y a Edurne con su actuación. Paz Padilla le pedía entonces que cantase algo relacionado con su tierra y, al hacerlo, consiguió conectar con todos los jueces. Con el público de pie pidiendo a gritos el pase de oro, el artista terminó consiguiendo que la andaluza se lanzase sobre el botón que le garantiza su plaza en la semifinal.
Sakir subió al escenario con su látigo. Acompañado de dos jóvenes, el francés de origen turco tuvo un pequeño incidente con su herramienta y acabó haciendo sangrar a su ayudante después de que la punta de la misma se partiera y saliera disparada hacia su rostro. Su actuación fue la más arriesgada de la noche, sin embargo, y a pesar del no de Risto, obtuvo la aprobación del resto de jueces tras conseguir romper, además, una pila de bloques de cemento con las manos, sujetando dos huevos que acabaron intactos tras su número.