Francisco Rivera, muy satisfecho tras ganar su última batalla judicial
El torero fue denunciado en el año 2016 por dos antiguos socios con los que puso en marcha un negocio de chatarra en el Congo
Francisco Rivera ha celebrado con gran satisfacción haber ganado la batalla judicial contra dos antiguos socios que le denunciaron en 2016 por administración desleal y apropiación indebida. El diestro se ha mostrado feliz tras la última resolución de un juez: “Gracias, la verdad que fue siempre un despropósito y ahora estoy muy contento”. El torero, muy decepcionado con el que fuera uno de sus socios, el empresario sevillano Manuel Moreno Maestre, cónsul honorífico de Turquía en España y asociado al caso Acuamed, afirma que nunca le va a perdonar el daño que le ha hecho. “Muchísimo, no se lo voy a perdonar en la vida”.
Además, "es una vergüenza que este tipo sea cónsul honorífico de Turquía, en Sevilla, cuando está imputado y en libertad", concluyó. El torero recibió la denuncia por parte de Manuel Moreno Maestre a finales del año 2016, algo que el juez desestimó en primera instancia. Sin embargo, recurrieron y el magistrado le ha vuelto a dar la razón a Francisco al considerar que el fracaso de la empresa se debió debió exclusivamente a “malas prácticas comerciales”.
El negocio en cuestión era de chatarra. El torero puso en marcha junto a dos socios un negocio de recogida de chatarra en la República Democrática del Congo, una practica que no era desconocida para él, ya que su tío se dedicaba a ello. El hijo de Paquirri también dio su versión en el programa Espejo Público, donde colabora. "Ha sido durísimo, horrible, ha sido todo una manipulación. Fue una medida de presión de un personaje indigno y al que no quiero volver a ver. Desde luego se me puede acusar de haber elegido mal los socios porque este señor está imputado en muchas causas abiertas”.
“Tuvimos negocios en el Congo y fue bien hasta que hubo un cambio de gobierno en el Congo y perdimos la inversión que habíamos hecho. Era un negocio de chatarra, allí hay chatarra para aburrir, pero una inseguridad legal tremenda”, continuó. "Perdimos mucho dinero y mi socio no estaba dispuesto. Me puso una querella criminal aunque antes intentó chantajearme porque decía que mi imagen se iba a ver muy dañada. Finalmente se comprobó que no hubo fraude, pero ha sido durísimo”, concluyó el marido de Lourdes Montes, que después de tres años por fin puede dar por zanjado el asunto.