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A Maribel Verdú poco o nada le queda por explorar en el mundo de la interpretación y puede presumir de una carrera envidiable, avalada por grandes reconocimientos, como son sus dos Goya o el Premio Nacional de Cinematografía. Envidiable también es su físico, con un rostro que transmite jovialidad, incluso ahora que sopla las velas de su 49 cumpleaños. Auténtica y espontánea, el secreto de su felicidad pasa por "vivir en armonía y el cariño de su marido", tal y como ella misma confesaba recientemente. Casada con Pedro Larrañaga desde hace 20 años, disfruta de la estabilidad tanto en lo personal como en lo profesional.
Acaba de volver a involucrarse en un proyecto televisivo después de 16 años dedicada de lleno al cine con un papel "de esos que la gente no espera de ti", tal y como comentaba durante la presentación de la ficción en el FesTVal de Vitoria. Un regreso a la pequeña pantalla que la actriz nunca ha descartado, pese a que se encontraba alejada de este medio: "Siempre pensé que algún día se haría otro tipo de televisión, cosas más transgresoras. Lo esperaba y me ofrecieron esta". La madrileña se mete en el papel de una dura policía en No te puedes esconder, una producción de Telemundo que Netflix emitirá también para España.
Además de esta serie, quien fuera protagonista de Blancanieves actúa en la obra de teatro Invencible -que estará en cartel en Madrid hasta diciembre- y estrena este mismo mes El asesino de los caprichos, una película dirigida por Gerardo Herrero en la que comparte reparto con, entre otros, Aura Garrido o Daniel Grao. De su mano acudirá próximamente al Festival de Cine de Sitges, donde recibirá el Premio a Màquina del Temps del Festival por su brillante trayectoria, reconocimiento que también caerá en manos de Javier Botet. "Me hace mucha ilusión porque son 35 años de carrera y he hecho ya casi de todo", contaba a propósito del galardón en una entrevista a La Vanguardia.
En estas mismas declaraciones asegura tener muchos proyectos en marcha, acordes precisamente con la edad que tiene, con papeles que no hubiera podido desarrollar hasta ahora. "La verdad es que o lo llevas bien (la edad) o te conviertes en una amargada. Lo importante es ser consciente de las nuevas etapas y asumirlas con toda la ilusión del mundo", advierte. "La veteranía es una mierda que hace que cada vez me sienta más insegura. Me muero de miedo y es peor cada vez. Eso sí, una vez llego allí, parezco la más segura del mundo y nadie me lo nota" se sincera la artista a propósito de la madurez, tanto personal como profesional.
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