Ha sido, probablemente, la noche más difícil para Antonio David Flores, desde que comenzara su aventura televisiva en Gran Hermano Vip 7 y por ello también para su hija Rocío Flores. El exguardia civil se enfrentaba a la Curva de la vida, una actividad ya famosa dentro del espacio de telerrealidad, en el que los concursantes repasan su historia personal frente a la audiencia. La curva del exmarido de Rocío Carrasco era una de las más esperadas y no defraudó. Junto con el relato de los momentos más destacados de su niñez y la historia de su primer matrimonio, la explicación de su delicado presente, en referencia a sus hijos y a la complicada relación que mantiene con la madre de los mismos, se convirtió en el momento álgido de la historia que el colaborador explicaba entre lágrimas. Un tenso instante que su primogénita vivió en plató conteniendo, durante algunos instantes, la respiración.