Conocido como el profesor 'cañón' de la academía de Operación Triunfo, donde instruía a los alumnos en vida sana y forma física, Gotzon Mantuliz habrá dado un disgusto a más de una fan al contraer matrimonio con Patricia, su novia "desde hace muchos años", tal y como él mismo confeso en una entrevista en Hola.com. El profesor es además toda una estrella de las redes sociales, donde difunde su estilo de vida saludable y ecológico, por lo que su enlace reunió a un nutrido grupo de influencers, como María y Marta Pombo, Teresa Andrés o Marta Lozano. Es la segunda boda del fin de semana para la mayoría de ellos, que asistieron el viernes a la de María García de Jaime y Tomás Páramo.
Los contenidos que habitualmente comparte con sus seguidores reflejan un amor por la naturaleza que también ha quedado patente en la original ceremonia que celebró la pareja en el granero de San Francisco, en Burgos. Un original enclave cerca de la localidad de Santa Gadea del Cid, que les permitió darse el 'sí quiero' en el campo con la peculiar construcción de madera al fondo. No fue la única innovación que introdujeron ya que el cóctel, lejos de la sofisticación habitual que le rodea, no ha podido ser más de la huerta. Con cajas de tomates frescos, unos cocineros preparaban en diferentes elaboraciones en el momento.
El look de los novios también iba acorde con el ambiente campestre de la boda. Gotzon llegó del brazo de su madre, muy elegante con un traje oscuro con chaleco pero sin corbata, y Patricia dejó boquiabiertos a los allí presentes con su bucólico vestido consistente en dos piezas de falda y top con mangas de campana coronado con una favorecedora pamela sobre el pelo suelto.
Además de sus familiares y amigos, hubo alguien que no se separó de los novios en ningún momento. Se trata de la perra Noa, la fiel compañera de Gotzon y protagonista de la mayoría de las imágenes que comparte con sus seguidores. Con estas credenciales estaba claro que su mascota iba a tener un papel protagonista en el enlace. Tras la idílica ceremonia, llegó el momento de divertirse. Para ello, el granero se ilumino con todo un techo de bombillas para albergar la divertida fiesta en la que, como cabe esperar, no faltó la música, el baile y la diversión. Muchos de los invitados no dejaron de compartir algunos de los momentos más locos de la noche, que culminó a todo volumen y con luces de neón mientras los recién casados animaban la pista 'armados' con unos cañones de humo.