Hay una historia detrás de cada gesto, de cada pelea, de cada beso. Hay un por qué que se extiende más allá de lo que el ser humano puede controlar y que va de la mano de los hilos rojos del destino o de compartir cordón umbilical con aquellos a los que nos aferramos cuando atiza de golpe la tormenta. Hace un tiempo, dos años, creo recordar. Escuché esta canción y su historia, entendí entonces el gesto, me emocioné con el beso y quise jugar a ser equilibrista en los hilos rojos porque sabía que el espacio de un cordón umbilical ya estaba atado a otro abrazo, el suyo.
Ellos, aquellos chavales que estaba escuchando, se llamaban Mi Hermano y Yo y se cantaban porque ese era su lenguaje y, sobre todo, su idioma. Han tenido que pasar dos calendarios, parece que fue ayer, parece que fue hace una eternidad, para que aquella canción por fin pueda compartirse en líneas como estas. A veces creo que ocurre que la vida nos da señales o de repente escuchamos el tiempo como si fuera un cronómetro en cuenta atrás para decirles a aquellos que amamos que lo hacemos. Porque quizás mañana será tarde, o porque sabes que el otro necesita escucharlo o porque a ti te pesa en la boca el expresarlo.
Escribo este artículo a miles de kilómetros de casa. He venido a Bogotá a presentar mi último poemario. Hace ya algunos años que mi hermano vive en la distancia proporcional de la ausencia cuando echas de menos un abrazo, una llamada al extranjero sigue siendo demasiado lejos. No puedo evitar acordarme de él mientras escucho el último sencillo de Mi Hermano y Yo, Yo me voy contigo. Me acuerdo, en realidad, de todas aquellas personas por las que construiría puentes imposibles con tal de verles una vez más. Marcos y Jaime son los integrantes de Mi Hermano y Yo, una banda formada por dos hermanos que, según ellos mismos dicen, nacieron rodeados de instrumentos. Sólo así se podía sentir la música como ellos lo hacen, como si una tormenta eléctrica descargase su furia sobre sus venas.
Yo me voy contigo es el tercer single que lanzan este año de la mano de Voltereta Records y todo apunta a que tendremos la suerte de escucharles más. Mucho más. Creo en la honestidad como bandera y en la gente que revienta parámetros. Las cuerdas dulces bajo unas voces fusionándose y que al sumarse entre ellas hacen explotar las potencias imaginadas. Es difícil, siempre lo digo, defender una canción con la desnudez parcial de instrumentos. En tiempos de autotune, haciendo que sea la voz la que gane en protagonismo huyendo de fuegos artificiales, confeti y adornos. Se llora, se ríe, se canta con los pulmones y la voz rota que queda cuando se cierra la puerta y se va aquella persona a la que quieres tantísimo. Y tú, todavía, no se lo has dicho. Mañana siempre suele ser demasiado tarde así que por si acaso, con esto de la vida y sus vueltas, sus volantazos, sus volteretas…. No sé ni cómo, ni cuándo, ni dónde pero yo también me voy contigo. Me iré siempre contigo.