Ni con su novia, la francesa Alizee Thevenet, ni con ss hermana, la duquesa de Cambridge ni con Pippa, James Middleton se presentó a la gala de los GQ Men of The Year Awards acompañado por su perrita Ella. Vestido con una chaqueta de terciopelo roja y una pajarita negra, el hermano de Kate se paseó por la alfombra roja junto a su cocker spaniel, uno de los cuatro perros que ayudaron a James a salir de la depresión que sufrió hace ya algunos meses. Con un chaleco negro de tartán en el que que podía leerse las palabras "Pets as Therapy"- en referencia a una organización benéfica de terapia animal del Reino Unido- Ella se convirtió en una de las grandes protagonistas de la gala.
La valiente confesión de James Middleton
El hermano de la duquesa de Cambridge, con sus perros a todas partes
“Ella ha sido mi fiel compañera durante diez años y ha estado conmigo en todas mis sesiones de terapia. A su forma, ella me ha mantenido en marcha ”, explicaba recientemente James. "Como resultado de ese trabajo y esa ayuda ahora Ella y yo ahora somos voluntarios en la organización benéfica 'Pets As Therapy'” añadía el hermano de Kate.
Fue el pasado mes de enero cuando James , hizo público, a través de una carta en el Daily Mail, el calvario personal que ha sufrido en los últimos años, un infierno con nombre propio: depresión. Todo comenzó a finales de 2016, cuando sintió los primeros indicios. "No es solo tristeza. Es una enfermedad, un cáncer de la mente", explica. "No es un sentimiento, sino la ausencia de sentimientos. Existes sin un propósito o dirección. No podía sentir alegría, entusiasmo o ilusión, solo ansiedad». «También me sentía incomprendido, un completo fracaso... Sentía que me estaba volviendo loco", confiesa. "Sé que tengo una vida privilegiada, pero eso no me hizo inmune a la depresión". En su carta, dice que no podía compartir su situación, ni siquiera a sus seres queridos, su familia y sus amigos.
En diciembre de 2017, tras un año de sufrir la depresión en silencio, dijo "basta". Cogió a sus perros y, sin decirle nada a nadie, se refugió en el distrito de los Lagos, del Reino Unido para "silenciar el ruido en mi cabeza". Allí tomó la decisión de recurrir a ayuda profesional. En su artículo, James también explica que sus perros —Ella, Inca, Luna, Zulu y Mabel— han jugado un papel fundamental en su recuperación.