Reneé Zellweger habla por fin del motivo de su irreconocible imagen en 2014

La actriz asegura que siempre se ha sentido segura de su imagen y que nunca pasaría por un quirófano para cambiar su físico

por Gtresonline

Cold Mountain, Chicago, Ejecutiva en apuros o, por supuesto, la saga de El Diario de Bridget Jones. Reneé Zellweger cuenta con una amplia trayectoria en la industria del cine y, sin embargo, en 2014, su nombre acaparó todos los titulares y no precisamente por motivos cinematográficos. Después de un tiempo alejada de la escena pública, la intérprete reapareció con el rostro ligeramente transformado, con menos arrugas y ojos achinados, lo que provocó que los medios se preguntaran qué se había hecho la estadounidense en la cara. Ahora, cuando se cumplen cinco años de la 'polémica' y con un nuevo proyecto entre manos, Reneé ha dado el paso y se ha pronunciado sobre el verdadero motivo que se encuentra detrás de esas fotografías que dieron la vuelta al mundo.

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Aprovechando la promoción de Judy, el biopic sobre la vida de Judy Garland dirigido por Rupert Gold que protagoniza, la actriz ha asegurado que siempre se ha sentido cómoda con su imagen y ha explicado que lo que realmente ocurrió aquel día fue fruto de la casualidad. La luz, el maquillaje, así como el ángulo en el que se tomaron las fotos le jugaron una mala pasada. Además, Zellweger ha insistido en que nunca pasaría por el quirófano para cambiar su aspecto físico. "Yo no miro la belleza de esa manera y no pienso en mí de esa manera. Me gusta mi peculiaridad extraña, mi mezcla de cosas extravagantes", señala la estrella de Bridget Jones en una entrevista a New York Magazine.

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"Siempre hay un juicio de valor sobre nosotras a ese respecto. Es como si de alguna manera fuera eso fuera un reflejo de tu carácter, ya seas una buena persona, una persona débil o una persona auténtica. Y la implicación de que esos rumores significaban que de alguna manera necesitaba cambiar algo en mi vida porque no estaba funcionando... Eso me pone triste", confiesa Reneé, quien, en 2010, decidió tomarse un descanso y retirarse de Hollywood.

La estadounidense ha matizado que, desde que comenzara a despegar su carrera en la industria cinematográfica, nunca ha luchado por encajar en el rígido canon estético que habita en Hollywood. "Eso es lo que me permite hacer lo que hago. No quiero ser otra cosa. La primera vez que me contrataron llevaba mis jeans azules, botas vaqueras y mi cabello alborotado. Empecé a trabajar así. No tuve que cambiarme para trabajar. ¿Para qué iba a tratar de encajar entonces un estereotipo que no me pertenecía? No tiene sentido", concluye la intérprete, que, además de estar inmersa en la cinta Judy, se ha subido a la ola de las plataformas con Dilema, la serie de Netflix que protagoniza.

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