El final del verano será apoteósico para Carla Pereyra y Diego Pablo Simeone, que en una semana se darán de nuevo el 'sí quiero', pero esta vez en suelo europeo y con la bella región de la Toscana como escenario de excepción. Antes de poner rumbo a Italia, la modelo argentina disfruta de "los últimos suspiros de un agosto que nos va dejando", como ella misma describía en una publicación que compartío con sus seguidores. Y qué mejor manera que despedir el verano que con una cena espectacular en una azotea de Madrid.
"De Madrid al cielo", escribía sobre una imagen de una impresionante vista de los tejados de la capital española bajo un cielo apunto de romper en una tormenta propia de esta época del año. No obstante, parece que las nubes han respetado la velada, tal vez romántica, de Carla Pereyra. Unos refinados canapés y una botella de vino coronan una cena "top on the top!", según la esposa de Simeone que hacía un juego de palabras con la altura de la cena en todos los sentidos.
Aunque Carla y Simeone ya se casaron en su tierra, Argentina, hace unos meses en una ceremonia íntima rodeados de sus familiares y seres queridos, ahora la pareja, que tiene dos hijas, Francesca y Valentina, reeditarán su 'sí quiero' con una romántica celebración en la Toscana sobre la que la modelo hablaba esta semana en las páginas de la revista ¡HOLA!. La pareja cumplirá con la tradición en la ceremonia, como asegura la modelo. “Yo iré al altar con mi padre y Diego, con su madre, en eso seremos muy tradicionales” cuenta. Antes del día de la celebración, los novios tienen preparado para sus invitados, llegados de todas partes del mundo, una fiesta con temática italiana.
Si alguien está disfrutando de los preparativos de su nueva boda es su hija major. “Nuestra hija Francesa no para de repetir que se ‘casan papá, mamá y Francesca’ –ríe-. Le hemos enseñado vídeos de bodas y sueña con su vestido rosa ‘que vuele’”. Habla además sobre la llegada de su segunda hija Valentina, que es el juguete de la casa. "Nos ha traído, sobre todo, alegría, no deja de reír. ¡Es el juguete de la familia!". En cuanto al secreto mejor guardado, la novia no puede estar más satisfecha: “Me encanta mi vestido y ojalá que a Diego, cuando me vea entrar, le guste tanto como a mí. He pensado tantas veces en ese momento que espero que sea tan emotivo como lo imagino”