Marisa Jara acaba de arrancar sus vacaciones de verano y ha aprovechado para poner rumbo a un destino de película: Los Ángeles. Uno de los principales atractivos de la zona es la playa y Marisa no ha dudado en saltar a la arena para broncearse. Su biquini dejaba al descubierto la cicatriz de la operación a la que se tuvo que someter hace varios meses, en la que le extirparon un tumor en el estómago, una marca en su piel que ha mostrado en varias instantáneas. Su naturalidad ha sido muy alabada por sus seguidores, que aplauden su gesto de mostrar su físico tal y como es. Ella no añade palabras a estas instantáneas, simplemente las etiquetas “soy muy feliz” y “tiempo de relax”, entre otras.
En el mes de octubre de 2018, Marisa Jara acudía a la Fundación Jiménez Díaz para someterse a una prueba y comenzar un tratamiento para ser madre, pero le descubrieron un tumor maligno y se lo tuvieron que extirpar con urgencia. Tres meses después, reconocía estar "muy recuperada y contenta por la oportunidad que la vida le dio". "Es una operación muy dura. Tienes que estar fuerte de mente, como en cualquier intervención en la que te abren entera, pero lo más importante es la actitud de cada uno y confiar en los médicos", confesó a través de sus stories de Instagram.
Cinco meses después, a finales de febrero, de nuevo tuvo que entrar en quirófano, donde le quitaron un mioma del útero. Días después habló con valentía, en exclusiva en las páginas de la revista ¡HOLA!, de su lucha contra el cáncer. “Estoy viviendo momentos muy duros” confesó. “Cuando supe el diagnóstico, me quedé en shock, pero, aunque suene extraño, también me sentí afortunada. Gracias a las pruebas que me hice, en octubre, para ser madre, puedo contarlo” contó. En esta situación, su familia ha sido su mejor apoyo. “La familia es el mayor sostén que una tiene en la vida, y seguida de esta, están las amistades incondicionales, que son como familia” dijo.