Ellas son Calma y Sirena, las dos hijas de uno de los directores más aclamados en España. Con apenas 11 y 5 años de edad respectivamente, las hijas de Santiago Segura debutan en la gran pantalla y comparten escenario con su padre, que además de dirigir la película es la estrella indiscutible de la comedia familiar Padre no hay más que uno. Las niñas de Santiago Segura y su pareja, la empresaria y maquilladora María Amaró, con la que mantiene una relación desde hace más de 19 años tras conocerse en Torrente, son dos de las protagonistas de este filme dirigido por Segura que contiene ciertos tintes autobiográficos.
El cineasta considera que siempre ha sido fan de La Gran Familia de Fernando Palacios, y ese ha sido su referente a la hora de dirigir su primera comedia familiar, en el que además participan sus hijas. Segura, coguionista de la película junto a Marta González de la Vega, con quien ya trabajó en Sin Rodeos, reconoce que cuando estaba escribiendo no hacía más que pensar en ellas. Al principio no estaba muy convencido con la idea, pero decidió hacerles el casing y lo bordaron. Santiago reconoce que sus hijas ya desde pequeñas apuntan maneras, así que tal vez podríamos estar ante el comienzo de una nueva saga artística. "La mayor solo quiere trabajar con su padre y mi hija pequeña está muy graciosa, está mal que yo lo diga, pero es que lo hace muy bien".
Santiago Segura se atreve con un reparto de niños en esta comedia que dirige y protagoniza junto con Toni Acosta, Silvia Abril y Leo Harlem. La actriz infantil Luna Fulgencio comparte escenario con los debutantes Carlos G. Morollón, Calma Segura, Sirena Seguray la youtuber juvenil Martina d’Antiochia. Ellos serán los “angelitos” que pondrán su vida patas arriba. Wendy Ramos, superestrella de la comedia en Perú, Anabel Alonso, Pepa Charro, Goizalde Núñez y Fernando Gil entre otros, completan un magnífico reparto de la que promete ser la comedia familiar del verano.
En Padre no hay más que uno, Javier es lo que hemos bautizado como un “marido-cuñao”. Ese que sin ocuparse en absoluto de lo que supone el cuidado de la casa y de los niños, sabe perfectamente qué es lo que hay que hacer, y que continuamente regala a su mujer frases del tipo: “Es que no te organizas”, o “no te pongas nerviosa”, ya que considera que su desbordada mujer se ahoga en un vaso de agua. Javier tendrá que enfrentarse a la realidad que supone bregar con cinco hijos (de entre cuatro y doce años) cuando su mujer decide irse de viaje y dejarle solo con ellos. La caótica situación que se provoca en casa evolucionará de forma progresivamente cómica hasta el desastre más absoluto, pero a la vez les dará la oportunidad a padre e hijos de conocerse y disfrutarse por primera vez.