EXCLUSIVA: comienzan las obras para reformar Villa Favorita, el antiguo palacio suizo de Carmen Thyssen

Durante más de ochenta años, fue hogar de la familia Thyssen-Bornemisza y sede de su fabulosa colección de arte. En un futuro podría convertirse en un hotel de lujo

por Martín Bianchi

Durante más de ochenta años, Villa Favorita fue el hogar de la familia Thyssen-Bornemisza y escenario de algunos de los momentos más felices de esta saga: grandes fiestas, bautizos, aniversarios... Hans Heinrich Thyssen compró la regia propiedad, a orillas del lago Lugano, a los herederos del príncipe Federico Leopoldo de Prusia, en 1932. El industrial de origen alemán, que era un gran coleccionista, convirtió este palacio del siglo XVII en la sede de su fabulosa colección de arte. Espacio no le faltaba, ya que la villa tiene 35.000 metros cuadrados.

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Thyssen construyó en el palacio un verdadero museo, que se convertiría en la sede de una de las colecciones privadas de pintura más prestigiosas del mundo. Y su hijo, el barón Heini Thyssen, continuó con esa misión de mecenazgo, ampliando los fondos y organizando allí grandes exposiciones, como la de “Goya en las colecciones privadas”, en 1986. Cuando las obras impresionistas más importantes de los museos rusos salieron por primera vez de la Unión Soviética, en plena Guerra Fría, fueron expuestas allí, en la casa de los Thyssen.

En la década de los ochenta, grandes personalidades y miembros de la realeza visitaron la villa, como la princesa Margarita de Inglaterra y el príncipe de Gales, dado que antes de que el barón Thyssen tomara la decisión de traer a España su colección de cuadros, el Reino Unido estuvo muy interesado en que esta tuviera como sede Londres, y no Madrid.

A la muerte del barón, en abril de 2002, la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza heredó la propiedad y la conservó como su residencia oficial durante trece años. El 23 de enero de 2015 decidió firmar su venta. “Siento pena al venderla, pero siempre que he estado en Villa Favorita sentía una enorme nostalgia porque recordaba más a mi marido y los años de esplendor del museo”, reconoció la baronesa a ¡HOLA! poco después de cerrar la operación inmobiliaria.

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Villa Favorita también le recordaba mucho a su madre, Carmen Fernández de la Guerra, así como la niñez de su hijo mayor, Borja. “Todo eran recuerdos llenos de nostalgia. Todo me hacía recordar a mi madre paseando por aquellos jardines y a Borja jugando o llegando del colegio”, confesaría la baronesa.

La propiedad fue adquirida por la familia de empresarios italianos Invernizzi. Tal como trascendió en su día, tienen previsto construir un complejo hotelero de gran lujo en la villa, que cuenta con una posición privilegiada en Lugano y está rodeada de espléndidos jardines y árboles tanto autóctonos como exóticos. Finalmente, casi cinco años después de la compra, han comenzado las obras de reforma del palacio, obras que respetarán la fachada principal y la estructura que caracteriza desde hace siglos esta casa.

Un ejército de albañiles ya ha montado los andamios para iniciar la restauración de las fachadas palatinas, y varias y enormes grúas y agujas asoman sobre el edificio principal, presagiando el posible porvenir que le espera a Villa Favorita. Quizá, en un futuro no muy lejano, la baronesa Thyssen pueda regresar y pasear una vez más por aquellas galerías infinitas donde colgaban sus obras de arte, o visitar de nuevo el salón gótico donde fue bautizado su nieto mayor, Sacha Thyssen. Pero ya no podrá hacerlo como propietaria, sino como huésped.