Carlos Sobera también es un verdadero superviviente. El presentador de este reality, el más visto de la televisión, ha confesado que hace unos meses estuvo a punto de morir. A los graves problemas que sufrió su esposa, la productora teatral Patricia Santamarina, que padeció un derrame cerebral del que ya está recuperada y no le han quedado secuelas, se sumó que el conductor de First Dates, Supervivientes: Tierra de Nadie y Voverte a ver tuvo una grangrena de Fournier y pudo morir.
"Fue una fístula que me provocó una infección y con la diabetes tuve un principio de gangrena de Fournier, que es muy seria. Me operaron, pero me advirtieron que no era de urgencia era de emergencia, y que en 24 horas sí que podía morir porque, en este tipo de infecciones si la bacteria entra en sangre te puedes morir en 24 horas", confiesa Sobera en la revista Lecturas. Y añade: "A mi mujer le dijeron que tenía que estar preparada para todo. A los cuatro días estaba en casa. Tuve suerte".
Todo eso ocurrió el verano pasado, por fortuna ya ha pasado el susto. Carlos Sobera está al frente de Supervivientes Tierra de Nadie y se trata de su primera experiencia como presentador de un reality, que compagina con sus otros programas First Dates y Volverte a ver, que comenzará en septiembre una nueva entrega.
-Carlos Sobera aclara cómo se encuentra tras el 'duro momento' de salud que ha vivido
A él no le importaría vivir una experiencia como superviviente, aunque ya ha demostrado serlo porque en su vida no gana para sustos. En el año 2012 lo que aparentemente se presentaban como unos días de descanso tranquilos en contacto con la naturaleza en Tanzania se convirtieron en unas vacaciones "salvajes". Según relató el propio Sobera en Twitter, él y su mujer sufrieron un percance con un elefante que también casi les cuesta la vida. "A mis amigos. Esta tarde he estado a punto de morir. Cara y cruz de un día en la reserva de Ngorongoro, Tanzania. (…) En el hotel, en mitad de la reserva, un elefante estaba comiendo. Pasé a 6 o 7 metros de él. Se sintió agredido y directamente me embistió. ¡Dios! La gente se asustó. No sé nada de elefantes. Pero lo vi viniendo con sus orejas abiertas y... corrí. Error. Lo último que hay que hacer es correr. El elefante vino a por mí. Mi chica se tiró a la cuneta, y yo sólo pude correr. De repente, un tirón... Caí, y eso me salvó. Al parar yo paró el elefante. Lívido. Vi correr a mucha gente, pero yo era al que seguía el elefante. Gran susto". Afortunadamente todo se quedo en rotura fibrilar en el abductor trasero derecho, una leve lesión comparado con lo que podía haberle hecho el elefante. Lejos de lamentarse, el vizcaíno se lo tomó con humor porque si algo tiene presente Carlos es que la vida son dos días.