Hace dos años que Brigitte Macron se instaló en el Elíseo junto a su marido, el presidente francés Emmanuel Macron, sin embargo, durante este tiempo, la primera dama francesa- exceptuando una entrevista en 2017- había preferido que fuera su marido quien tomara la palabra e hiciera las declaraciones necesarias, hasta ahora que ha decidido contar algunos de los secretos jamás revelados sobre su matrimonio y sobre su vida al lado de uno de los hombres más poderosos del planeta concediendo una entrevista a la cadena RTL.
Dejando a un lado su faceta más institucional, Briggite sorprendió confesando que odia que la consideren una mujer cougar, una expresión que en inglés significa puma y que que se utiliza para definir a las mujeres maduras que seducen a hombres más jóvenes. "Odio la palabra cougar" confesaba la primera dama. Consciente de que la diferencia de edad con Emmanuel-, ella tiene 66 años y él 41- no es algo que pase desapercibido, Brigitte señalaba: "Nuestro matrimonio no es un matrimonio modelo. Obviamente no es la pareja ideal. La convivencia es complicada, es una lucha diaria (...) Cuando hay un gran diferencia de edad, es todavía más complicado".
Y es que su amor imposible que acabó convirtiéndose en posible no estuvo exento de críticas y polémicas, tanto externas, como familiares Brigitte reconoce en esta entrevista, que sus hijos lo pasaron muy mal cuando se divorció de su primer marido, André-Louis Auzière, y comenzó a salir con Macron, al que conoció siendo ella su profesora de teatro. "Naturalmente que les hice daño, como todos los padres que se divorcian hacen daño a sus hijos... Pero en un momento dado comprendí que Emmanuel era mi vida. Y pienso que ellos lo han comprendido", contó Brigitte Macron. "Si mis hijos no me hubieran permitido vivir con Emmanuel, no lo podría haber hecho. Estoy muy centrada en ellos", dijo la primera dama, quien encontró en sus hijos, Sébastien, Laurence y Tiphaine el mejor apoyo cuando todo el mundo la criticó por dejar a su marido por un hombre más joven que ella.
Pero a pesar de los numerosos obstáculos que tuvieron que superar, ambos se quieren, se admiran, se escuchan, se dan consejos e intentan compartir todo el tiempo que les dejan sus compromisos profesionales. "Desayunamos y cenamos juntos y él a veces él continúa trabajando hasta tarde” ha revelado Brigitte, que añadía que incluso otras veces se escapan a algún restaurante sin que se entere “nadie”. Y es que a diferencia de otras primeras damas, Brigitte “es feliz” en el Elíseo ya que, a pesar de todo, intenta normalizar su situación y salir a comprar o a ver a sus nietos.
En cuanto a los cambios que su marido ha experimentado estando en el poder, Brigitte no cree que haya cambiado para nada su personalidad: “Físicamente, le han salido algunas arrugas, pero le sientan bien. A mí también me han salido algunas”.
Restando importancia a su papel de primera dama, Brigitte señalaba: "Soy una presencia que no se ve. Estoy presente en todas partes, pero no soy visible en ninguna. Cuando Emmanuelle me necesita, sabe donde estoy". No así su marido a quien la primera dama comparó con el "dios Atlas, que sujeta la bóveda celeste", en referencia a la intensa labor que,desde su punto de vista, ejerce su marido defendiendo a su país.