Isabel Pantoja ha sido una de las grandes protagonistas de la última gala de Supervivientes 2019. La tonadillera ha vivido uno de los episodios más complicados en Honduras, después de sufrir una importante crisis de ansiedad y confesar que su estancia en la isla le recordaba a uno de los momentos más tormentosos de su vida. Tras este incidente, y a pesar de que, una vez más, volvió a amenazar con abandonar el 'reality', a la cantante de Se me enamora el alma le esperaba una sorpresa y pudo cumplir uno de sus grandes deseos, abrazar a uno de sus seres queridos. En esta ocasión, no fue Kiko Rivera, sino su hija, Isa Pantoja, la que se desplazó miles de kilómetros para poder abrazar a su madre y animarla para que continúe luchando en el concurso.
Con los ojos tapados tras unas gafas opacas, Isabel Pantoja desembarcó en Cayo Paloma y se desprendió del accesorio que le impedía ver lo que tenía alrededor, dos camas. En una de ellas se encontraba un 'unicornio', mientras que la estaba ocupada por María Ángeles, la madre de Omar, a la que la cantante reconoció rápidamente. "¡Qué alegría ver a alguien! ¡Dios mío!", gritaba eufórica la tonadillera, que no paraba de abrazar y besar a la que fuera su consuegra, quien también se mostró muy contenta de ver a Isabel. Sin embargo, a la superviviente aún le esperaba lo mejor de la velaba.
La artista de Marinero de luces quitó la careta al unicornio y descubrió que tras esta se encontraba Isa. Madre e hija se fundieron en un abrazo. "Ay, Dios mío, mi niña del alma, mi vida entera…", repetía la tonadillera, quien no podía parar de llorar. Además de repetirle lo guapa y morena que estaba, Isa informó a su madre de cómo se encontraba parte de la familia, una información vital para ella: "Ana te echa muchísimo de menos, Carlota anda corriendo para verte, Francisco te ve desde Londres y Albertito está encantado con su abuela". "Mi vida, te echo de menos. Y a tu hermano y a todos", le decía la concursante. Kiko Rivera observaba la familiar escena desde el plató de Supervivientes, donde no dejó de aplaudir ni de sonreír ante el esperado reencuentro entre su hermana y su madre.