Supervivientes es uno de los programas más extremos de la televisión. Los concursantes del reality cambian completamente sus rutinas y volver a la realidad suele resultar bastante complicado para ellos. Una vez son expulsados por la audiencia, permanecen en Honduras unos días hasta que emprenden su vuelta a España. En ese tiempo no tienen contacto con nadie, salvo con un redactor del programa que le acompaña las 24 horas del día y con el que, en principio, tampoco pueden comunicarse– salvo excepciones y necesidades básicas-. Dieta blanda estricta para acostumbrar su cuerpo de nuevo a la ingesta de alimentos y nada de espejos, para mantener la sorpresa y conocer su reacción en directo. Anoche, durante el séptimo episodio de Conexión Honduras, Carlos Lozano pudo verse por primera vez en el espejo y comprobar lo mucho que había cambiado físicamente. Además del evidente bronceado de su piel, el presentador descubrió la importante bajada de peso que ha sufrido en este mes y medio de concurso. En concreto, Carlos, que también ha conseguido dejar de fumar gracias al programa, ha adelgazado 13,5 kilos.
Pero más allá de los cambios que su anatomía haya podido manifestar, Carlos también ha experimentado una notable evolución en el plano psicológico. La propia Lara Álvarez revelaba a los seguidores del programa a través de redes sociales que el presentador había sido probablemente el primero de esta edición en sufrir lo que se conoce como "Síndrome del Superviviente", un trastorno psicológico transitorio por el que pasan determinados concursantes cuando vuelven a tener contacto con la civilización. "Supervivientes le ha tocado. Me lo he encontrado esta mañana en el helicóptero y, sabéis que podemos hablar muy poco, pero me ha dicho que le ha cambiado la vida", comentaba la presentadora. "Dice que ahora ve las cosas con mucha más perspectiva y creemos que es el primer concursante que, de verdad, tiene el Síndrome", añadía.
Lara explicaba junto a Asier Montaño, gestor y de contenido digital del programa, que cuando los participantes salen del concurso y llevan determinado tiempo en Honduras les cuesta volver a la civilización. "La primera noche es dura para ellos, los ruidos, el colchón… Recuperar las cosas que para nosotros son normales en nuestro día a día supone un gran choque para ellos. Hay muchos concursantes que incluso tienen problemas para volver a comer y hacer la digestión, porque se les cierra el estómago y se acostumbran a seguir un tipo de dieta muy estricta", explicaba la asturiana mientras añadía que uno de los mayores temores del presentador es "volver a la realidad de la vorágine de España".