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Ha pasado más de un año desde que viéramos la segunda temporada de El cuento de la criada, que separaba su trama de la original escrita por Margaret Atwood, y es normal que tengamos lagunas en lo que ocurrió en aquellos 13 episodios, aún más oscuros que los de la primera edición de la galardonada serie. La interpretación de Elisabeth Moss, protagonista en el papel de Defred, y la de Yvonne Strahovski como Serena Joy, les valió en 2018 nominaciones a los Globo de Oro, entre otros muchos premios.
La temporada transcurre con tres intentos de huida por parte de Defred, cuyo nombre antes de Gilead es June. En el primero llega incluso a montarse en un avión que la llevará hasta Canadá, después de haber pasado casi 3 meses escondida entre un periódico y la casa de una familia, pero es descubierta y devuelta a la casa del comandante Waterford (Joseph Fiennes). Vemos más de la resistencia, llamada Mayday, aunque en pequeñas dosis: a pesar de que parece que la actividad de la Criadas es más reducida, una de ellas se sacrifica con una bomba en una reunión en la que mueren hasta 26 mandatarios del régimen, pero también 31 mujeres de rojo.
Gracias a un viaje de los Waterford a Canadá con motivo de una conferecia, se crea una pequeña conexión entre June y su vida del pasado con Luke (O. T. Fagbenle), su marido, y Moira (Samira Wiley), su mejor amiga y madrina de su hija Hannah (Jordana Blake). A través de Nick (Max Minghella) todos reciben la noticia de que están bien y se crea un pequeño rayo de esperanza para la protagonista, que está embarazada y ha sufrido algunas complicaciones, desesperada por su situación. También tiene la oportunidad de ver de nuevo a su primera hija, todo organizado por el propio Fred y llevado a cabo por el obediente guardián, que sufre para mantener a flote su matrimonio con la jovencísima Eden (Sydney Sweeney). En esta ocasión intenta volver a escabullirse de Gilead, pero se pone de parto y se ve obligada a pedir ayuda antes de dar a luz completamente sola a una niña a la que llama Holly, en honor a su madre.
Las cosas se complican aún más en los últimos capítulos, cuando Serena intenta conseguir algo tan sencillo como el derecho a la lectura para las mujeres de Gilead y lo que recibe como castigo por su atrevimiento es la condena de cortarle un dedo. Ante esto y, dada a June la oportunidad de volver a escapar gracias a la ayuda de las Marthas, la muerte de la tía Lydia (Ann Dowd) a manos de Emily (Alexis Bledel) y la amenaza, pistola en mano, de Nick a Fred, la mujer del comandante Waterford decide permitir que su Criada se vaya. Sin embargo, la protagonista decide dejar a su hija en manos de Mayday para que pueda escapar más fácilmente. En el último momento, y por deferencia a su captora que le había mostrado un instante de compasión, decide nombrar a su hija como esta había escogido, Nichole.
La segunda temporada fue muy bien recibida por la crítica en plataformas como Rotten Tomatoes, donde consiguió una nota de 8,33 en base a casi un centenar de comentarios. Aunque no se libra de que algunos la consideren demasiado extrema en sus representaciones de la violencia, en general es calificada especialmente bien por su fotografía impecable y su durísima historia, considerada especialmente relevante en los tiempos en los que vivimos.
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