El cuerpo de Juan José Padilla está cosido a cornadas, 39 para ser exactos, según confesaba el torero en el programa Mi Casa es la Tuya. Pero hay una que se quedó grabada en la memoria colectiva y que le dejó su ya característico parche como recordatorio de uno de los momentos más duros de su carrera. Padilla recordaba aquella tarde en Zaragoza cuando a punto de ponerle las dos banderillas al toro, el animal se revolvió desgarrándole el rostro hasta perder el ojo izquierdo. “Se me llevó el ojo y vino la tragedia. Cuando me levante sabía de la gravedad de la cornada”, relataba a Bertín Osborne.
El diestro, ya retirado, recibió al presentador en su finca La Gayola y no eludió la conversación sobre el terrible momento que casi le cuesta la vida. “Sentí que me apagaba y que me iba, que me moría. Ver las caras de los demás era muy preocupante”, decía Padilla sobre sus últimos recuerdos antes de ser intervenido. Unos días después, el torero despertó y, aunque sintió que Dios le había dado otra oportunidad, recordaba con angustia la primera vez que se miró al espejo tras la operación. “No sabía el monstruo que me iba a encontrar. El ojo cosido, todo rapado. Era un espectáculo”.
Finalmente, nada se pudo hacer por su ojo izquierdo, pero eso no fue un impedimento para que Padilla sacase fuerzas de flaqueza y volviese a los ruedos. “Yo me puse este parche por respeto a mis compañeros. Para que la cicatriz no les causase impresión. A raíz de ahí me preparé al 200% para volver a las corridas”, aseguraba el diestro, que no entendía que un toro truncase así su carrera, así que “entendí que tenía que vestirme de luces de nuevo y afrontarlo”.
Acompañándole entonces, y también durante la entrevista, estaba su mujer, Lidia Cabello. Es su apoyo incondicional, aunque nunca ha querido ir a ver a su marido a una corrida de toros. “Yo siempre quería que estuviera, pero nunca ha querido venir, ella sufre mucho, para ella debe ser un horror”, contaba Padilla, que también recordó como conquistó a Lidia. La conocí cuando repartía pan. En Jerez había muchas chicas guapas y ella me enamoró. “Le dije a su madre que me iba a casar con ella. Le llevaba siempre un bollito, no sé si fue por pesado o porque le gustó el pan, pero terminé con ella”.
Juan José Padilla se retira de los ruedos